La palidez de su rostro es reflejo del cansancio, la desesperación y la tristeza de saber que su hijo fue condenado a una de las muertes más crueles: la crucifixión.
Es María, la virgen, la que desde su fecundado vientre defendió a su hijo de la espada del rey Herodes. Ataviada de su vestimenta de luto y un semblante angelical luce imponente, altiva, pero con un gran pesar en su corazón que se transmite al mirarla detenidamente.
Para acompañarla en su dolor, la virgen María en su advocación de la virgen de la Soledad, reposa abajo de su nicho; ahí, muy cerquita de la comunidad católica, que durante este día acude por centenares para acompañarla en su dolor y para darle el pésame.
La imagen de la madre de Dios permanecerá al interior de su templo hasta antes de las 17:00 horas, posteriormente será trasladada a la explanada del atrio donde se realizará el rezo del rosario y la ceremonia del pésame a la virgen.
En punto de las 20 horas partirá en procesión a la Catedral, donde se llevará a cabo el acto de descendimiento del cuerpo de Jesús; esto como parte de uno de los siete dolores de la Virgen.
En este recorrido, la virgen es acompañada de las legionarias de María, los estandartes de las Cofradías de la Arquidiócesis de Antequera, los chirimeros y sus caballeros, quienes, son los únicos autorizados para poder cargarla.
De acuerdo con el rector de la Basílica, Nicolás Ramírez García, el Pésame a la Virgen es una actividad que se realiza desde hace casi 100 años. "Es la patrona de los oaxaqueños; ella sabe de nuestros dolores, es el paño de lágrimas de todos nosotros. Como buena madre nos escucha con atención, hoy tenemos el deber de estar con ella".
El sacerdote puntualiza “María siente un dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su hijo amado. Presenció su atroz e injusta muerte, pero es sostenida por la fe y saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros".
El pésame a la Virgen de la Soledad es una de las celebraciones más arraigadas entre los oaxaqueños, miles acuden a su recorrido.
