Es Don Alberto Carmelo González y hace unas semanas su fotografía circuló por las redes sociales y dejó a miles de personas boquiabiertas por la inigualable fortaleza, amor a la vida y deseos de superación.
Tiene 84 años de edad y es panadero desde hace más de 30 años, un oficio que aparte de ser su única fuente ingresos, es también, como él lo dice, un oficio muy socorrido del cual se siente muy agradecido.
“Ando como los húngaros, tocando puertas y ofreciendo mi pan en la colonia donde vivo”, comentó.
Hasta hace poco más tres meses Don Beto recorría las calles de la ciudad repartiendo su pan en su triciclo, pero debido a un accidente que tuvo cuando regresaba de su jornada laboral, le quedó una lesión en la rodilla que le impide caminar con normalidad.
Sus casadas manos, sencillos utensilios y estufas muy desgastadas, son sus únicas herramientas de trabajo.
No cuenta con ningún apoyo económico y él solo se las ingenia para salir adelante junto a su esposa, quien también está muy enferma.
Vende pan los días martes, jueves y sábado desde muy temprano y doscientos pesos es el dinero que recauda.
Debido al apoyo que recibió por medio de las redes sociales en la temporada de día de reyes, fue muy concurrida su panadería. Docenas de oaxaqueños acudieron a su domicilio a recoger su tradional rosca que además de exquisita solo costó cuarenta pesitos.
“Me siento muy cansado a pesar de que tuve a alguien que me ayudara. Ya no es lo mismo, mis huesos ya no responden como antes, sin embargo me siento muy agradecido con la vida y con la gente que de alguna manera me apoya", abundó.
Tiene su casa en Santa Lucía del Camino, cerca de la iglesia Felícitas y Perpetuas, donde continuará elaborando pan, mientras el Creador le dé fuerzas.
