Los ocho días de lluvia intensa y el desbordamiento del río Cajonos tuvo en el municipio de Ayotzintepec, conocido como el granero de Oaxaca, efectos devastadores: casi el 80 por ciento de sembradíos se inundó y el 20 por ciento podría dejar de ser cultivable.
Junto con Santiago Jocotepec, municipio cercano donde se logran rendimientos de 5 toneladas de maíz por hectárea, la delegación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) estima que existen afectaciones en 2 mil 800 hectáreas, lo que representa pérdidas de 14 mil toneladas de maíz.
El secretario del ejido de Ayotzintepec, Germán Pérez Pérez, pide que los daños no se vean solamente como afectaciones a las familias de los campesinos, sino que tendrá un impacto en la siembra y cosecha de 20 mil hectáreas de maíz al año, distribuidos en dos ciclos agrícolas.
“Va a causar un impacto tremendo en los consumidores de Oaxaca o Puebla, no sé cómo vaya a asumir el gobierno estatal y federal el posible desabasto” se preguntó y resaltó que entre las necesidades urgentes para volver a sembrar se encuentra ser subsidiados con semillas y fertilizante.
A mediano plazo lo que necesitan en Ayotzintepec es “la construcción de un muro de contención en el Río Cajonos, porque año con año nos viene afectando cuando se desborda, pero en este los daños fueron de mayor magnitud porque tenemos 200 hectáreas de cultivo que podemos perder”.
Ayotzintepec es un rincón de la Sierra Juárez donde confluyen los límites los distritos de Villa Alta, Tuxtepec y Santiago Choápam. En total, son 800 productores los que se encargan de sembrar mil 100 hectáreas de maíz. La abundancia en agua y la fertilidad de la tierra permite dos ciclos de cosecha a lo largo del año.
El maíz “se da muy bien”, pero antes que las lluvias lo que golpeó a los productores es el mal precio que ofrecen los intermediarios de la Costa o el vecino estado de Puebla: 3 mil 500 pesos por tonelada.
Antes de las lluvias que ocasionó la tormenta tropical Vicente, algunos ejidatarios recién habían terminado de cosechar e incluso habían vuelto a sembrar -entre el 10 y 13 de octubre-, otros estaban por recoger la mazorca.
Cualquiera que haya sido el proceso en el que se encontraban, las pérdidas fueron fatales porque 800 hectáreas de maíz resultaron dañadas, mil 100 en total si se suman las 50 hectáreas con platanares, 50 más de malanga, 40 hectáreas de pasto de los potreros, trojas o casas de campo y lugares donde guardaban la herramienta.
Pero son 200 hectáreas donde temen que no puedan volver a sembrar, “el río las convirtió en playa, pantanos o lagunas” que requiere pasen uno o dos meses para que el agua se seque.
