Son 300 figuras escultóricas que están ubicadas a 12 metros de profundidad en las aguas próximas a la costa sur de Lanzarote, en el archipiélago canario de España. Se trata del primer museo subacuático de Europa que se levanta en un espacio de 2.500 metros cuadrados en donde se han ubicado las esculturas de Jason de Caires Taylor.
El mensaje es hacer una llamada a la defensa de los océanos que el artista proyecta en todos sus trabajo a través de un proyecto que se ha concebido como lugar para la preservación, conservación y educación sobre el medio ambiente.
El museo comprende la creación de un gran arrecife artificial formado por un conjunto de instalaciones escultóricas realizadas en hormigón de pH neutro que, con el transcurso del tiempo, servirán para incrementar la biomasa marina y facilitar la reproducción de las especies de la isla.
La creación de este monumental proyecto ha durado un año y aspira a crear un fuerte diálogo visual entre arte y naturaleza.
La creación de este arrecife artificial a gran escala se inició en 2016.
Los primeros trabajos se instalaron en febrero del año pasado, pero es ahora cuando abre al público.
Hasta la fecha ya ha visto un incremento considerable en los índices de generación y abundancia de especies y son ya frecuentados por tiburones ángel, bancos de barracudas y sardinas, pulpos, esponjas marinas y la ocasional raya mariposa.
Es la primera vez que Taylor instala estructuras arquitectónicas tan grandes. Las nuevas instalaciones incluyen un muro de 100 toneladas y 30 metros de longitud, la escultura de un jardín botánico, que hace referencia a la flora y fauna local, y una composición de 200 figuras humanas a tamaño real que forman un remolino humano.
El museo incluye una entrada y una salida, y las piezas se ordenan en una secuencia de 12 instalaciones. Una de ellas es Cruzando el Rubicón que consiste en un grupo de 35 figuras que caminan hacia un muro y una puerta, esto representa el límite entre dos realidades y un portal hacia el Atlántico.