Paulina López, de 26 años de edad, recuerda que, cuando cumplió 15 años, su abuela le comenzó a hablar regularmente sobre la autoexploración, ya que ella había perdido el seno izquierdo debido al cáncer mamario. Fue hasta su época universitaria cuando Paulina conoció un taller de autoexploración, que la hizo concientizarse sobre esta acción con la que puede salvar su vida.
“Yo me autoexploro por amor propio, porque conocer mi cuerpo es de vital importancia para cuidarme. Si yo me conozco, entonces podré reconocer cuando algo no está bien en él”, subraya.