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Resistencia antimicrobiana, efecto del uso inadecuado de medicamentos

medicina-oaxaca
Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

La pandemia de COVID-19 se aplacó, pero sus efectos se resienten aún en la resistencia antimicrobiana que provocó en las y los pacientes que, con complicaciones o sin éstas, les suministraron medicamentos diseñados para combatir bacterias como la azitromicina que carecía de evidencia científica para usar como tratamiento contra el virus SARS-CoV-2 en cualquiera de sus etapas.

 

Para la Coordinadora de Certificación Profesional del Colegio Nacional de Químicos Clínicos en Medicina en Laboratorio, Mirna Brito Perea, usar antibióticos para contrarrestar los efectos que el virus SARS-CoV-2 provoca en el cuerpo en parte se hizo “por desconocimiento”, pero también por aspectos éticos.

Por ser parte del grupo de antibióticos macrólidos, la azitromicina se usa para eliminar las bacterias causantes de una serie de infecciones en garganta, amígdalas, oídos, senos paranasales, piel, tejidos blancos, uretra, cuello del útero y de transmisión sexual, al igual que en bronquitis, neumonía Infecciones de piel y tejidos blandos (de gravedad leve a moderada).

 

“En el contexto de la medicina, tanto clínica como de laboratorio, se sabe que los virus no son susceptibles a los antibióticos que sí son para bacterias, dirigidos contra éstas, si teníamos algún desconocimiento de una nueva enfermedad y era asumir una actitud algo así como que a ver si le atinamos, pero lo único que logramos fue fomentar y propiciar un problema que ahora tenemos muy grave: la resistencia antimicrobiana”, explicó en entrevista.

 

 Problema de dimensión mundial

 

Desde el 2020, cuando la pandemia de COVID-19 se expandía a mayor velocidad por la falta de una vacuna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió de los problemas sanitarios urgentes de dimensión mundial que representa la resistencia antimicrobiana que mantiene su crecimiento.

 

La prescripción y utilización no reglamentada de antibióticos, la falta de acceso a medicamentos de calidad a precio accesible, la ausencia de agua limpia y servicios de saneamiento, junto con una inexistente prevención y control de infecciones son calificados por la OMS como un cóctel terrofírico que causa preocupantes niveles de resistencia a algunas infecciones bacterianas de magnitud global porque afecta a poblaciones de países bajos, medianos y altos.

 

Con el apoyo de la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Tübingen, en Alemania, la Organización Mundial de la Salud elaboró una lista de 12 patógenos de prioridad media, elevada y crítica como la acinetobacter baumannii, clasificado como uno de los seis más importantes microorganismos multirresistentes a carbapenémicos.

 

 

 Infecciones intrahospitalarias

 

Su experiencia como profesora investigadora de la Universidad Autónoma de Baja California permite a Mirna Brito Perea advertir que la acinetobacter baumannii es una bacteria “que se cuela en los respiradores médicos y casusa infecciones muy graves como neumonias o carbapenemasas (producidas por enterobacterias) que inactivan a los antibióticos carbapenémicos que se usan como último recurso” en un paciente.

 

La Secretaría de Salud Federal detalla que del 1 de abril al 30 de junio de 2023 se reportaron 13 mil 975 Infecciones Asociadas a la Atención de la Salud (IAAS) en pacientes durante su atención en un hospital o centro sanitario que es parte de la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (RHOVE).

 

Estas cifras oficiales son, para la especialista Mirna Brito, un subregistro que no permite dimensionar la gravedad real de un problema de infecciones adquiridas en el hospital y que pueden llegar a comprometer pulmones, sangre o causar brotes hospitalarios posterior a las cirugías.

 

La alternativa, opina, se retome la es que se retome el uso de la fagoterapia que existe desde hace más de cien años y utiliza bacteriófagos o fagos para tratar infecciones por bacterias, pero en México no está autorizado su uso ni siquiera como tratamiento compasivo. 

 

“Estamos en etapa de investigación, en la Universidad Autónoma de Baja California de donde soy investigadora, participo actualmente en proyectos de ensayos clínicos con la Universidad de San Diego porque en Estados Unidos ya se usa esta terapia, pero a nivel veterinario como cultivos de camarón para eliminar al vibrio cholerae que pudiera contaminar a este molusco y ahí ya hay aprobadas muchas patentes para atacar la contaminación de alimentos por bacteria”, lo cual es parte de un biocontrol que aún no existe en México.

 

Ante un panoráma que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calificó como fenómeno de expansión inquietante por el costo que la resistencia a los antibióticos causará a los sistemas de salud de los países, la investigadora Mirna Brito tiene claro que sólo queda buscar nuevas alternativas de tratamiento que incluyan educar al paciente sobre el médicamento que se le da como tratamiento, más allá de sólo darle un diagnóstico.

 

 

 Lista de patógenos que para la OMS tienen rioridad crítica

- Acinetobacter baumannii resistente a carbapenémicos: Clasificado como uno de los seis más importantes microorganismos Gram-negativos multirresistentes a nivel mundial. Causa infecciones, principalmente adquiridas en el hospital, que comprometen pulmones, sangre e infecciones posquirúrgicas.  Puede causar brotes hospitalarios.

 

- Pseudomonas aeruginosa resistente a carbapenémicos: Tiene la capacidad de generar resistencia a todos los antibióticos, incluyendo las nuevas moléculas. Se asocia principalmente a infecciones en la sangre, los pulmones, las vías urinarias y las heridas quirúrgicas. Con elevada mortalidad.

 

- Enterobacterales resistentes a carbapenémicos y productoras de β-lactamasas de espectro extendido BLEEs: Son los microorganismos más frecuentemente aislados en unidades de cuidados intensivos en Latinoamérica. A pesar de nuevos medicamentos disponibles para su manejo, ya se encuentra resistencia emergente y combinaciones de diversas enzimas, lo que limita las opciones terapéuticas. Se asocian a elevada mortalidad.

 

 

“En el contexto de la medicina, tanto clínica como de laboratorio, se sabe que los virus no son susceptibles a los antibióticos que sí son para bacterias, dirigidos contra éstas”.

 Mirna Brito Perea

Coordinadora de Certificación Profesional del Colegio Nacional de Químicos Clínicos 

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