Entre enero de 2020 y el 9 de mayo de 2023, Oaxaca reportó al sistema de vigilancia epidemiológica la muerte de 123 personas por COVID-19, quIenes se desempeñaban en áreas de salud.
La cifra es la décimo cuarta más alta a nivel nacional, siendo Ciudad de México donde se concentró el número más alto de vidas pérdidas durante la pandemia.
Esta semana la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de COVID-19 en México emitió su informe “en memoria de los cientos de miles de personas que murieron en esta época trágica, muchas de ellas en aislamiento, sin acceso a atención médica apropiada y carentes de los medios para protegerse del contagio”.
#Salud | #Salud | En la semana número 13 de este 2024 Oaxaca notificó 2 decesos por COVID-19, acumulando 13 en este año. Los @SSO_GobOax detallan en su informe semanal que en cuanto a defunciones Oaxaca tiene la quinta cifra más elevada del país. https://t.co/qPsrqOLbNN
— Noticias Oaxaca NVI (@nvinoticiasoax) April 5, 2024
En “una desafortunada combinación de desventajas estructurales frente a la crisis sanitaria con graves y repetidas fallas de liderazgo y gestión de la pandemia”, en casi dos años y medio en México se registró la muerte de 4 mil 843 trabajadores de la salud.
“Las consecuencias de la mala planeación y la falta de capacitación y equipamiento se dejó ver en el número los decesos del personal médico y hospitalario”, se lee en el informe. Muchos de los contagiados en este sector, se resalta, ocurrieron por la falta de materiales y equipo.
Esta situación en un contexto de adaptar un sistema de salud debilitado, posicionó a México en el primer lugar en muertes de personal de salud por COVID-19 en la región y muy por encima de Estados Unidos que registró 2 mil 810 muertes.
Ante la escacez de agua, varias empresas de #Oaxaca se vieron obligadas a reactivar la modalidad de trabajo vía remota como hace unos años durante la pandemia por COVID. https://t.co/Ov36FCsZBu
— Noticias Oaxaca NVI (@nvinoticiasoax) March 16, 2024
En abril de 2020, dos meses después de que se oficializaron los primeros casos en el país, las autoridades federales admitieron un déficit de al menos 120,000 médicos y enfermeras para enfrentar la pandemia.
Para entonces ya se habían diseminado las protestas en diferentes estados por la falta de protocolos claros para la atención de pacientes y familiares, la escasez de equipo de protección personal básico y las condiciones laborales precarias.
Además, la falta de capacitación provocó que algunos equipos médicos no fueran utilizados adecuadamente o se quedaran en desuso porque el personal no estaba capacitado para operarlo.