Pasar al contenido principal
x

¿Recuerdas al lomito crack? Ahora es la mascota de Alebrijes de Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

Max, la actual mascota oficial de los Alebrijes de Oaxaca, ganó el corazón de la afición cuando se coló en el campo durante un partido y mostró su pasión por el balón. Para sorpresa de muchos, Max no es un perro callejero y sin dueño como se pensó en un principio. Max tiene una familia y un hogar.

“Nosotros obviamente como no sabíamos, lo tuvimos en el resguardo en el estadio. Al otro día lo dejamos en la sala de prensa, le dimos alimentos, agua, lo llevamos al veterinario para que le pusiera sus vacunas. Obviamente la idea era adoptarlo como tal y ver si se podía adecuar algo allá en el estadio, pero no se pudo. Tenía dueños”, relata Constantino Cruz López, quien encabeza el área de prensa de los Alebrijes.

Propio de un perrito juguetón Max suele escaparse de casa para ir a las canchas de futbol o basquetbol cercanas. Aunque su familia ha colocado láminas y barreras para evitar que el lomito se salga, él logra vencer cualquier obstáculo con tal de correr libremente.

“En aquella ocasión su familia no sabía en dónde estaba hasta que lo vieron en redes sociales. Ya era viral. Al siguiente día nos mandan un mensaje en Instagram diciendo que era su perro. Me mandaron fotos de cuando era chiquito y tuvimos que devolverlo”, recuerda Constantino.

Max tiene un año y algunos meses. Parece un pastor alemán en términos de apariencia física, aunque su origen es mestizo. Es un perro lleno de energía a quien le gusta comer mollejas y cabezas de pollo. A veces puede morder durante el juego, pero su actitud es más juguetona que agresiva.

La interacción entre Max y los jugadores ha sido positiva, y se espera que siga siendo parte del equipo en el futuro. Debido a su amor por las pelotas, le fueron regaladas varias para su entretenimiento.

Inicialmente se planeaba presentar a Max en el estadio durante el medio tiempo del partido del pasado sábado, pero debido a su comportamiento y su tendencia a ir tras el balón, se decidió que sería mejor recibir a los fanáticos en la entrada. 

La idea es que Max juegue y se relacione con las personas antes del partido, evitando cualquier estrés que pueda surgir si ingresa al campo de juego. Su dueña ha tomado conciencia de la importancia de cuidarlo y asegurarse de que no corra ningún riesgo en el estadio.

Otro dato curioso es que Max pudo haber generado una multa cuantiosa para el equipo de futbol debido a que su presencia pudo haber sido considerada invasión al campo, sin embargo, el carisma del perro y los aplausos que despertó entre el público hicieron a que todo quedara en una anécdota con Max, el perro futbolista como estrella del juego.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.