El arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, aseguró que Nuestra Señora de La Soledad se compadece con mucha ternura de su pueblo humilde y sencillo, pero de gran corazón.
“Es un pueblo pobre, pero lleno de generosidad. Es un pueblo que sufre, que sufre mucho y que encauza su sufrimiento para alcanzar gracia y salvación”, aseveró.
En la solemne celebración eucarística por la festividad de Nuestra Señora de La Soledad, efectuada en la Basílica Menor de la Patrona de Oaxaca, el pastor religioso afirmó que el pueblo ha sido pisoteado en su grandeza y en su dignidad en muchos momentos de su existir, porque no se ha dado el valor a toda persona.
“Nos ha hecho dizque entender que solamente valen los que tienen poder, pero nuestro pueblo no tiene poder. Y por eso, a veces, miembros de nuestro pueblo andan buscando poder, pero no para servir, sino para servirse y explotar. Esos no son los servidores que quiere Dios. El que quiera ser el primero que sea el último y servidor de todos”, anotó.
Ante cientos de fieles de esta ciudad y de municipios de diferentes regiones, aseguró que muchas personas se presentan ante sus hermanos humildes y sencillos, porque creen valer más por estar preparadas y tener un título.
“Los miran de arriba para abajo, no los miran a la misma altura. Se sienten más grandes, porque tienen un título. ¿Quién les dio la inteligencia?, ¿qué tienen que no hayan recibido de Dios?, ¿por qué humillan a los demás?, ¿por qué se aprovechan de lo que han aprendido, de lo que saben, para humillar a nuestro pueblo, para despreciar a tus hermanos?, ¿por qué les dicen a veces que son unos ignorantes?”, agregó.
De este modo, convocó a los creyentes a no ofender, a no herir, a no humillar ni a despreciar a sus hermanos, si Dios los ha ayudado a prepararse y ser una persona con una licenciatura.
“No se crean más que otros, no los son”, añadió.
Además, observó que quienes Dios los ha bendecido y tienen bienes materiales, creen también valer más y se sienten dueños y caciques del pueblo, porque son los ricos y los demás no valen nada.
“Los demás tienen que arrodillarse y tienen que pedir favores. Por eso, los explotan y por eso, cometen injusticias. Cuánta injusticia, cuánto daño. No se sientan dueños del pueblo, porque los eligieron para ser gobernante. El Señor les va a pedir cuenta y no van a pagar la salvación con dinero, porque se ganan con obras de caridad, de respeto, de justicia.
Aparte de esto, subrayó que quienes humillan y desprecian al pueblo y a las mujeres no se parecen en nada a Jesucristo y a la madre de Dios.
“Cometiendo injusticias no se parecen al señor Jesús. Sintiéndose dueños, no se parecen al señor Jesús, que se hizo pobre siendo rico, que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”, refirió.
De la misma manera, Vázquez Villalobos agradeció a Nuestra Señora de La Soledad porque intercedió ante su hijo para recuperar su salud el año pasado y así poder compartiendo la fe con el pueblo y encontrarse con sus hermanos.
“Gracias, porque Dios me permite seguir evangelizando, santificando y conduciendo a este pueblo. Le doy gracias a la Madre de Dios, porque sé que ella intercedió por mí y porque sé que mi pueblo oaxaqueño le habló a ella y le dijo ‘concede la salud a nuestro arzobispo, se lo dijo una y otra vez, intercede para que alcance la salud’. Aquí están mis hermanos sacerdotes que hace un año intensificaron su oración, para que yo sanara y aquí está nuestro pueblo, que dirigió su oración a Nuestra Señora de la Soledad. Aquí estoy, profundamente agradecido con nuestro Señor, con nuestra madre y con cada uno de ustedes, que hicieron oración”, apuntó.
Presencia de cuatro siglos
La venerada imagen de Nuestra Señora de La Soledad cumplió 403 años de presencia en el pueblo católico oaxaqueño.
Cohetes, vivas y dianas
La solemne celebración eucarística en honor a Nuestra Señora de la Soledad terminó con vivas, aplausos, Las Mañanitas y varias rondas de ruidosos cohetes.
Cientos de fieles
La Basílica Menor de Nuestra Señora de La Soledad lució colmada de fieles por la terminación de la pandemia del COVID-19, después de tres años de restricciones.
“Es un pueblo pobre, pero lleno de generosidad. Es un pueblo que sufre, que sufre mucho y que encauza su sufrimiento para alcanzar gracia y salvación”.
Pedro Vázquez Villalobos, Arzobispo de Oaxaca
