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Migración y pobreza amenazan a las lenguas maternas

niños-mixtecos
Foto(s): Cortesía
Simitrio Robles Ibáñez

HEROICA CIUDAD DE TLAXIACO, Oaxaca.- Las lenguas originarias mueren cuando nosotros mismos dejamos de hablarlas y transmitirlas; esto sucede a menudo, sobre todo cuando salimos de la tierra que nos vio nacer, como es mi caso, dijo Reynaldo Merino, originario de la comunidad de Santiago Nuyoó, Tlaxiaco, en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna que se celebra este 21 de febrero, luego de regresar a su tierra natal después de 35 años de ausencia.

Agregó que "con gran tristeza regresé, porque ahora no puedo comunicarme ampliamente con mis amigos y familiares, quienes preservan la lengua materna (mixteco), pero también he visto que la lengua materna se ha ido perdiendo en mi población".

Mencionó que "son varios factores por los que considero que ha ido muriendo la lengua materna en mi población y una de estas causas es la migración, llevada de la mano con la pobreza de los pueblos que obliga a salir en busca de oportunidades; otra causa es la falta de reconocimiento a nuestros pueblos originarios por parte de las autoridades; se atribuye también a los desplazamientos humanos por conflictos políticos en las poblaciones así como la educación escolar, la falta de maestros que hablen la lengua materna de la comunidad a la que llegan".

Señaló que "otro daño irreversible detectado en la Mixteca, está entre los líderes sociales, quienes utilizan el indigenismo para tener presencia en ciertos movimientos sociales o el simple hecho de que les reconozcan algo que no están cimentando, pues en sus familias ninguno de sus hijos hablan su lengua materna, no tienen ni la menor intención de enseñarles a hablar su propio idioma".

Indicó que "a mi regreso de la Ciudad de México, luego de haber permanecido más de 35 años, regreso y me arrepiento de no haber aprendido el mixteco, lengua originaria a la que tuve el derecho de aprender y no lo hice; salí del pueblo desde pequeño con los tíos que radicaban en la capital del país, donde ya no hablé mi propia lengua materna y perdí mi identidad".

Merino añadió que “en mi población, tan pequeña, quisiera que las niñas y los niños de mi comunidad hablen la lengua materna; sin embargo, yo no puedo transmitirla porque no la sé hablar y esa impotencia me aleja de la población infantil; aunque sí hay menores que hablan el mixteco, pienso que corren el riesgo de dejar de hablarlo, como fue mi caso y eso me hace pensar que nos estamos olvidando de nuestra lengua ancestral".

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