Durante dos décadas, Leticia Villegas fue víctima de violencia física, económica, sexual y psicoemocional a manos de su pareja Andrea N. de origen italiano.
Finalmente, hace tres años y diez meses, decidió denunciar. La lucha legal ha sido difícil y la justicia aún no llega.
Este jueves será crucial, ya que la jueza emitirá su fallo.
Leticia espera que su caso sea juzgado con perspectiva de género y no en base a los estereotipos planteados por la defensa del acusado.
Fue en enero de 2020 cuando comenzó el proceso legal después de haber dejado de convivir con su agresor tras dos décadas de abuso.
Desde el inicio de la relación, Leticia experimentó golpes, humillaciones y manipulación.
Fue forzada a interrumpir un embarazo de tres meses y posteriormente a quedar nuevamente embarazada y ser mamá, la violencia se exacerbó.
Andrea N tenía 30 años de edad cuando inició la relación con Leticia de sólo 19 años, ella vivía en Veracruz y fue convencida para mudarse a Mazunte en Oaxaca.
“Él me decía que era justo que estuviéramos separados de mi familia, porque él estaba lejos de la suya”. Así logró aislarla de su red de apoyo.
La violencia sexual ejercida sobre Leticia la marcó de manera profunda. La llevó a situaciones extremadamente dolorosas.
Su agresor la obligaba a tener relaciones sexuales con otras personas mientras él las filmaba. Constantemente amenazaba a Leticia con mostrar los videos si se negaba a estas prácticas.
“Cuando ya me negué a hacer este tipo de cosas él empezó a ser más violento conmigo, a golpearme más a menudo y después amenazarme con que mi hijo ya no estaría más conmigo, que haría que me odiara. Yo me salí de mi casa en marzo del 2019, me corrió a golpes”, relata.
Después de huir, Leticia cayó en una espiral de adicciones como una forma de lidiar con su dolor y trauma. Sin embargo, en diciembre de 2019, después de meses de rehabilitación, decidió denunciar a su agresor.
Su proceso legal comenzó en enero de 2020. Pero enfrentó una serie de obstáculos en el sistema de justicia, incluida la falta de empatía y comprensión de los funcionarios públicos que dudaban de sus palabras y cuestionaban el por qué había tardado tanto en denunciar.
En este momento crucial, después de tres años de lucha, la jueza emitirá el fallo. Leticia espera que se haga justicia, pero también que se le garantice una reparación del daño integral, incluida la atención a su salud mental y un verdadero resarcimiento por el daño sufrido.
El apoyo que ha recibido de colectivos de mujeres ha sido fundamental, y ella espera que este caso abra un camino hacia un sistema de justicia más accesible y empático para las mujeres que enfrentan situaciones de violencia de género.
