Las personas fuertes son aquellas que siguen adelante en silencio a pesar de todo, porque esconden las cicatrices más profundas detrás de una simple sonrisa, aseveró el obispo de la Prelatura Mixe de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos.
“El sentimiento de vulnerabilidad nos acerca al alma. La vulnerabilidad tiene a bien revelarnos nuestra verdadera identidad, nos aproxima a lo que realmente somos”, asentó.
En una exhortación, el religioso salesiano sostuvo que la vulnerabilidad hace caminar con lentitud la vida por fuera y sin embargo, acelera los procesos interiores.
“Es importante reconocernos vulnerables, pues así nos estamos acercando a la fuente que nos habita, que todo lo habita”, señaló.
Por eso, subrayó que quienes se reconocen vulnerables, no se reconocen heridos, porque nadie los puede herir, sino por ellos mismos.
“Reconocernos vulnerables es reconocernos inmensamente agradecidos aún al borde del abismo. Es rendir todas las armas y argucias del ego. Es sentirnos y sentarnos a la vera de Dios”, anotó.
Además, resaltó que quienes se reconocen vulnerables, no se sienten desprotegidos, ni sin aliento, porque solamente están aprendiendo a respirar.
“Reconocernos vulnerables es tomar conciencia de que ningún sufrimiento es en balde. Es también reconocernos en proceso de pago, de equilibrar las cuentas. Es asumir y agradecer la Ley, que nunca nos ahoga, que nos dará siempre las mil y un oportunidades de volver a empezar”, aseguró.
El obispo dijo que quienes también se reconocen vulnerables, se sienten habitados en un cuerpo con fecha de caducidad, pero conscientes porque la vida verdadera nunca caduca.
“Es descansar en el aquí y en el ahora, que es una de las modalidades de la eternidad. La eternidad a veces no tiene otro remedio que abrirnos las puertas por medio de una enfermedad, un accidente, un contratiempo. Es en definitiva es tomar plena conciencia de nuestra condición de hijos e hijas de Dios, infinitamente queridos, celosamente amparados por su amor que todo lo inunda”, terminó.
