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Joven zapoteca preserva remedios artesanales a través de la herbolaria

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Texto y fotos: Nadia Altamirano Díaz

A base de la experimentación y el conocimiento ancestral, Harena Manzo encontró en la herbolaria el vehículo para crear remedios artesanales en forma de jabones en barra y líquido, cremas faciales, exfoliantes y champús que sirven para el aseo diario, pero también para cuidar, curar y nutrir la piel.

“Todo comenzó durante la pandemia”, dice al referirse cómo fue su acercamiento con la botánica en un momento en que su nomadismo la detuvo en su casa en Guadalajara, Jalisco, donde radica desde hace seis años.

“Pude escucharme más a mí misma y puse atención en mí, en mi cuerpo y en mi alma”, lo que implicó comer mejor, pero sobre todo consumir conscientemente, incluyendo la atención de lo que se ponía en la piel para observar las reacciones, una contemplación de lo que había en su interior y de lo que ocurría en el exterior.

Originaria de Unión Hidalgo, en el Istmo de Tehuantepec, estudió idiomas en la Universidad Veracruzana, es traductora y fomenta actividades culturales como exhibiciones cinematográficas, además de que elabora collage con plantas que recolecta en sus viajes a la montaña.

 Aprendizaje en pandemia

Por la imposibilidad de ir a comprar artículos para su cuidado personal por la contingencia de COVId-19, se aventuró a empezar a usar las plantas que ya tenía en casa, como la lavanda que las maceró en aceite y alcohol hasta convertir todos los ingredientes en un bálsamo corporal.

Su propio cuerpo y el de su pareja fue el espacio donde sembró la semilla de una experimentación que hizo germinar el deseo de estudiar los beneficios de cada planta.

"Empecé con mi cuerpo como elemento de experimentación y descubrí que funcionó. Me volví loca y empecé a hacer muchas cosas que después fui regalando", expresa con la emoción de quien se reconoce naturalista.

Experimentación exitosa

Su primer producto formal fue una barra de jabón hecha con café, un elemento principal que combinó con romero, la lavanda y la caléndula.

Tres años después tiene una línea completa de esos jabones de diez variedades distintas a las que ha agrupado en su propia marca, pensada en dos palabras francesas que hacen referencia a la Edad Media por su vínculo con la alquimia.

"Elegí el francés y no el zapoteco para descontextualizar y no hacer lo mismo que todos hacen. La Edad Media es una época muy importante para las plantas medicinales y después de ésta, en la Conquista, en México hubo un gran intercambio con los españoles, algunas se quedaron acá y otras se las llevaron", recuerda.

Curar el alma

La ventaja de tener una casa llena de plantas y su visión naturalista, pero sobre todo el sedentarismo por la pandemia le facilitó tener el tiempo para mover a diario aceites, mezclar plantas y probar sus propiedades.

Es todo un proceso que implica paciencia, desde elegir la planta, cortarla, deshidratarla, macerarla o destinarla para después seleccionar la mezcla, "dependiendo lo que yo necesite o las personas para quien las elaboro".

 

 

La combinación final llega cuando elige la manteca o los aceites vegetales, siempre bajo las fases del sol y la luna.

A la par de su experimentación con todas las plantas, incluyendo especias como la canela, el cardamomo, decidió utilizar frascos de vidrio rellenables con diseños de Liqen, un artista español.

El proyecto de herbolaria tardó tres años antes de que la joven zapoteca lograra abrir su botica, una propuesta montada en la red para difundir sus preparados medicinales a los que impregna de la energía de los elementos del universo, sin una tienda física por ahora.

Alejada de los intereses comerciales, a Harena Manzo la mueve el deseo de hacer conciencia de la importancia del cuidado de la naturaleza, porque "estamos viviendo en un momento de decadencia social y humana" y lo que hace "es mi aportación para afrontarla".

Historia y Ciencia

De acuerdo con datos del apartado informativo sobre plantas medicinales en la página de internet de la Secretaria del Bienestar del Gobierno Federal, muchas de las recetas prehispánicas basadas en la herbolaria de origen maya, náhuatl y zapoteco, sobreviven hasta nuestros días gracias a Fray Bernardino de Sahagún, quien en el siglo XVI se interesó por los conocimientos medicinales del nuevo mundo recopilándolos en el libro Historia General de las Cosas en la Nueva España que se editó en 1548.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que 80 por ciento de 7.9 billones de personas que habitan el planeta, utilizan plantas medicinales para complementar sus necesidades en salud. 

En México, de acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), se contabilizan más de cuatro mil especies de plantas con propiedades medicinales comprobadas en ciencia y experiencia.

 

¿Quién es Harena Manzo?

Mujer zapoteca.

Originaria de Unión Hidalgo.

32 años de edad.

Herborista.

Licenciada en idiomas.

Gestora cultural.

 

"La Edad Media es una época muy importante para las plantas medicinales y después de ésta, en la Conquista, en México hubo un gran intercambio con los españoles, algunas se quedaron acá y otras se las llevaron", Harena Manzo

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