Luis todavía no sabe cuándo acudirá al Centro de Distribución de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) por 150 kilogramos de urea y otros 150 de Fosfato Di amónico (DAP) que recibirá del programa Fertilizantes para el Bienestar, pero tiene claro que lo usará hasta el ciclo primavera-verano de 2023, porque para éste, aún con el retraso en las lluvias, llegó tarde.
“A principios de julio sembré y hace unos días ya deshierbé”, relata Luis, un hombre de 72 años que en la agencia municipal de Santo Domingo Barrio Bajo, en el Valle de Etla, todavía cultiva tres cuartas partes de hectárea con maíz criollo.
De los tres mil a cuatro mil pesos que en cada ciclo agrícola destina Luis, entre gastos y mano de obra, no contempla la compra de fertilizante. A los 20 días de la siembra sólo quita la hierba y con la yunta acerca más tierra a la planta. La buena o mala cosecha dependerá de la cantidad de agua.
“Si me va bien, sacaré unos 50 o 70 almudes (de 4 kilos cada uno), pero si me va mal, no recogeré nada”, dice resignado un hombre de 72 años que asumió la siembra de una hectárea cuando su padre dejó de trabajar.
Luis es uno de los 172 mil 219 agricultores y comuneros oaxaqueños que en zonas de alta marginación cultivan 172 mil hectáreas de maíz, frijol y milpa, a quienes la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) les entregará en conjunto poco más de 51 mil 600 toneladas de fertilizante -50% urea y 50% DAP- para fortalecer la autosuficiencia alimentaria del país.
Apenas el fin de semana el titular de la Sader, Víctor Villalobos Arámbula, inició en Oaxaca la entrega de fertilizantes para disminuir la importación de granos básicos.
En Oaxaca se cultivan 514 mil hectáreas con maíz que en promedio permiten un rendimiento de 1.5 toneladas por hectárea.
Al cierre de 2021 el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera contabilizó que Oaxaca produjo 758 mil 714 toneladas de maíz grano, pero se requieren otras 140 mil toneladas que se compran a otros estados o en el extranjero.
