Pasar al contenido principal
x

Gabriela viaja ligera, pero con el peso del dolor de dejar todo atrás

Migrantes
Foto(s): Emilio Morales Pacheco
Nadia Altamirano Díaz

Con un viaje que anticipó largo y pesado, desde hace un mes que salió de Ecuador con su hija y dos hijos, Gabriela viaja ligera, pero con el peso del dolor de todo lo que dejó atrás y lo que implica no tener dinero para organizar un itinerario de viaje, boletos ni un ingreso seguro a Estados Unidos.

El dolor de no poder pagar una habitación de hotel para no tener que dormir en la calle o que haya días que no prueben un plato con comida, está presente en Gabriela a todas horas.

Cuando habla, ese dolor quiere brotar en forma de lágrimas en una mujer de 34 años de edad, que antes del nacimiento de su cuarto hijo era guardia de seguridad en un hospital; ella se contiene y evita que sus emociones se desborden, imponiéndose la obligación de mantenerse entera.

Es otra mañana que el paso del frente frío número 16 enfría en la ciudad de Oaxaca. Gabriela y su familia llegaron el día anterior en un autobús que usa la calle para improvisar una efímera terminal, cercana a la Central de Abasto.

Por referencias de otras personas, deciden caminar hacia el punto comercial más grande y más inseguro en la ciudad de Oaxaca, donde reina el caos por sobrevivir al hambre y la pobreza, una lucha que mantienen ante el actuar indiferente de las autoridades.

“Recién estamos saliendo a ver cómo nos va hoy día, para poder seguir avanzando”, dice sin quejarse Gabriela, quien con una tela enrollada carga en su pecho a su hijo Jadiel de un año, como si fuera la cría de un canguro.

 

El amor como refugio

 

Dayanara, de 12 años, no escatima en demostrar el amor que siente por su hermano Jadiel. Juega con sus piernas que cuelgan del canguro de tela, le coloca el gorro de su mameluco, lo hace reír y lo besa.

Ella, quien debió interrumpir los estudios de secundaria para hacer un viaje con su familia, es la que carga en la espalda la mochila más grande, con las cobijas que cubren del frío.

Jadiel no puede aún expresar con palabras lo que el viaje ha implicado para él, pero lo dice su cuerpo que ha adelgazado por la falta de comida suficiente y acorde a su año de edad.

“No lo he pesado, pero estaba más gordito; a veces tiene que comer pan, cuando necesita una sopita, pero no siempre hay”; además de que está en edad de gatear para aprender a caminar, pero la calle no es un espacio seguro para hacerlo.

La piel oscura del rostro de Jadiel y Jardiel tienen algo en común, son ellos quienes han resentido con mayor fuerza los piquetes de zancudos, pero es Jardiel quien por el calor empezó a desarrollar lo que su mamá cree son hongos en la piel.

En la frontera con Guatemala fue el último punto donde recibieron un kit con productos de aseo, algunas medicinas y cremas corporales que utiliza, sobre todo Jadiel, 

La teoría de la enfermedad en la piel de Jardiel no la podrán corroborar con un diagnóstico médico; eligen optimizar el tiempo para intentar hacer rendir los 300 pesos que traen en la bolsa para llegar a Asunción Nochixtlán y después al vecino estado de Puebla. No hay tiempo para convalecer.

Ni las autoridades estatales ni municipales han considerado abrir un nuevo Centro de Movilidad Migratoria como el que operó en San Sebastián Tutla, a pesar de que 2023 ha rebasado el flujo migratorio .

 

Sin retroceder

 

Debutar como ayudante de albañil, recoger basura o vender caramelos, son las opciones de un empleo temporal que ha encontrado Jardiel, de 16 años, para ayudar a su madre en un viaje que no tienen idea cuándo terminará.

En Ecuador, Jardiel estudiaba el segundo año del bachillerato, pero la vida cotidiana en el barrio en el que tienen su casa se volvía más peligrosa, al grado que no se podía salir.

“Está feo, feo, aparte no hay empleos”, son las palabras que usa Gabriela para sintetizar los motivos que la hicieron irse físicamente de Ecuador, donde dejó parte de su corazón porque Dilan, su hijo mayor de 19 años y su madre, no pudieron acompañarles.

“Mi hijo mayor juega al fútbol allá en Ecuador”, en un equipo que lo seleccionó y le ofrece vivir en un complejo y cubrir todas sus necesidades que le evitan correr los mismos riesgos que no pudieron enfrentar sus otros hermanos.

Gabriela guarda la posibilidad de que en 2024 a Dilan le vaya bien en el fútbol y pueda significar su boleto de regreso para Ecuador.

“Él no pasa en la casa a ver a mi mamá, está en su entrenamiento; estudiando ahí está seguro”, un consuelo que le calma parte de un dolor que Gabriela no sabe cuántos años tendrán que pasar para olvidar todo lo que han vivido en este viaje que tiene casi tres mil kilómetros por delante y al que no pueden renunciar.


LA MIGRACIÓN EN CIFRAS

Entre 2015 y 2020, Inegi reporta que a Oaxaca llegaron a vivir 97 mil 30 personas procedentes del resto de las entidades del país.

En ese mismo período, 133 mil 583 personas salieron de Oaxaca para radicar en otra entidad.

En 2020, de Oaxaca salieron 35 mil 936 personas para vivir en otro país.

De enero a octubre de 2023, 180 mil personas migrantes han pasado por Oaxaca en su ruta a Estados Unidos.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.