Actualmente, las familias están fracturadas no por la ideología de género, sino porque no tienen raíces profundas en el respeto, el agradecimiento y la solidaridad, afirmó el obispo de la Prelatura Mixe de María Auxiliadora, Salvador Murguía Villalobos.
“Está fracturada, porque tenemos volteados nuestros valores y prioridades, trabajamos sin descanso por una casa, un carro y unos bienes perecederos”, añadió.
El prelado afirmó que las familias ponen su corazón y sus metas en esas cosas pasajeras y superfluas, pero dejan de cuidar lo más importante y lo duradero para siempre en el corazón y en la vida de los demás.
“La familia está herida porque no inculcamos a los hijos al amor al prójimo, porque no aceptamos que nuestros hijos sean personas con defectos y necesitados de corrección”, agregó.
Además, expuso que las familias están heridas al huir de la palabra sencillez, porque no aceptan la austeridad ni la pobreza, pues creen tener el derecho de ser servidos y no servir.
“La familia está herida porque no sabemos perdonar, porque no sabemos hablar sin herir al otro, porque le pedimos a los nuestros una perfección que no tenemos”, indicó.
De este modo, destacó que las familias deben convertir su vida y ser mejores, reconocer humildemente sus errores y dar lo mejor de ellas mismas.
“Dedicarle tiempo a sus hijos, decirles ‘aquí estoy’, enseñarles más que con palabras con obras, que aunque la vida es dura y difícil, vale la pena vivirla y conquistarla como reto y desafío y siempre podrán contar con nuestra ayuda”, señaló.
El obispo dijo que la familia no ha sido lastimada tan sólo por las nuevas doctrinas e ideologías, porque es más importante la imagen, pues la apariencia se ha vuelto indispensable, así como el teléfono celular a su lado, pero sin comunicación directa y con una gran soledad en el corazón.
“La familia está fracturada por la sociedad, por tanta distracción y más ahora la distracción tecnológica, pero se puede aumentar esa fractura por no platicar con sus hijos, por no compartir momentos para diversión con ellos y entre ellos, por no observarlos atentamente, tocarlos, mimarlos y hablar de cosas personales”, asentó.
