Pasar al contenido principal
x

En la memoria de Oaxaca: 14 de junio de 2006, día de la resistencia

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

La madrugada del 14 de junio del 2006, a las 4:30 horas, cuando el sol todavía no iluminaba la ciudad, el gobernador Ulises Ruiz Ortiz y su secretario general de gobierno, Jorge Franco Vargas, dieron la orden a la policía estatal de desalojar el plantón que maestros mantenían en el Zócalo y la Alameda de León, entre otras calles aledañas, al costo que fuera.

La instrucción fue cumplida a cabalidad, aunque solo por unas horas, con un primer saldo de más de un centenar de personas lesionadas, entre maestros, estudiantes y civiles.

Personas que tuvieron que ser trasladadas a hospitales y Cruz Roja en vehículos de los propios profesores, porque ninguna ambulancia se presentó a auxiliar a los lesionados.

Con gases lacrimógenos, balas de goma, toletes, escudos y equipos antimotines, los policías arremetieron contra los maestros y maestras de manera sorpresiva para destruir casas de campaña, resguardos improvisados con mecates, telas y cartón, enseres domésticos, todo lo que encontraban a su paso, en medio de insultos, gritos intimidatorios y uso excesivo de la fuerza.

En el cielo, un helicóptero coordinaba la infame tarea y lanzaba tubos de gas lacrimógeno, sin importar que provocaran graves lesiones a los manifestantes en su caída.

En cumplimiento de las órdenes recibidas, los uniformados amontonaban los bienes de los maestros en el parque público y encendían fogatas con ellos, con el único propósito de atemorizar más a los azorados hombres, mujeres y niños, que solo atinaban a correr sin rumbo fijo para huir del lugar.

Esa madrugada, sin consideración alguna, los integrantes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y algunos grupos y personas solidarias fueron echados del centro de la ciudad por la fuerza o, mejor dicho, prácticamente a patadas.

Ante la sorpresa de la agresión privó, en un primer momento, el desorden y la confusión entre los agredidos, pero pronto se reorganizaron y prepararon la respuesta.

En pocos minutos la práctica organizativa del movimiento magisterial les permitió reconcentrarse y establecer una estrategia para no permitir el desalojo del primer cuadro de la ciudad.

En pequeños grupos, armados con piedras, palos y lo que encontraran a su paso, los maestros retornaron una y otra vez a las calles cercanas al Zócalo para tomar la ofensiva.

En tanto, las puertas de las casas se abrían en medio del fragor de la batalla para apoyar a los maestros.

Amas de casa y ciudadanos aportaban refrescos de cola para paliar los efectos de los gases, repartían agua; otros curaban a los heridos, brindaban protección a mujeres y niños, mientras unos más, sobre todo los jóvenes, se sumaban al campo de batalla.

Durante más de cuatro horas las calles en torno al centro de la ciudad se disputaron una a una, sin dar ni pedir cuartel.

Pero la insurrección popular, ya habían ganado. Solo era cuestión de tiempo que los maestros, con el apoyo de grupos solidarios, replegara a los policías y los hiciera volver a sus cuarteles.

El inicio del conflicto

El 1 de mayo del 2006 la dirigencia de la sección 22 del SNTE presentó al gobierno de Ulises Ruiz Ortiz su pliego petitorio y ante la negativa a atender sus demandas, el 22 de mayo los maestros se instalaron en plantón permanente frente al palacio de gobierno y la Alameda de León, entre otras calles del centro de la ciudad.

Para presionar a las autoridades, los maestros realizaron marchas multitudinarias en las que ya participaban también algunas organizaciones sociales y padres de familia.

Entre sus peticiones los docentes exigían mayor salario, pero también más número de becas, desayunos, libros y hasta zapatos para los estudiantes en zonas marginadas, lo que sin duda les atrajo la simpatía de los padres y madres de familia.

En este contexto, la madrugada del 14 de junio el gobernador Ruiz Ortiz ordena retirar el plantón magisterial e inicia así una revuelta social, que a punto estuvo de costarle el cargo.

Porque la respuesta inmediata al fallido desalojo de los maestros generó una auténtica revuelta social, que radicalizó las protestas, marchas multitudinarias, con una única exigencia: la remoción del gobernador Ulises Ruiz Ortiz.

La consecuencia inmediata del frustrado desalojo fue la conformación de la denominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), integrada por más de 365 organizaciones sociales de toda la entidad, en el que participaban movimientos sociales, políticos, de derechos humanos, ecologistas, estudiantiles, de género y gremiales, misma que enarboló la demanda de destitución del gobernador.

Radio Plantón 

Uno de los objetivos principales de la agresión contra el magisterio del 14 de junio del 2006 fue, sin duda, Radio Plantón, que logró convertirse en poco tiempo en un medio de comunicación alternativo con alta presencia en la organización sindical y los padres de familia.

Por ello, no es de extrañar que a la par del desalojo del plantón en el Zócalo la policía asaltara las instalaciones de Radio Plantón, ubicado a una cuadra del palacio de gobierno, sobre la calle de Armenta y López, para destruir su equipo y detener a sus colaboradores.

“En estos momentos estamos sufriendo la represión por parte del Estado, están lanzando bombas de gas lacrimógeno desde la azotea del edificio sindical; en este momento seguimos transmitiendo aquí...”, fue el último mensaje que se escuchó la madrugada del 14 de junio, al iniciar el operativo de desalojo.

Aunque tampoco fue un golpe definitivo porque aunque su equipo fue destruido en la incursión policíal y algunos de sus colaboradores fueron detenidos y luego puestos en libertad, al poco tiempo Radio Plantón volvió al aire con un nuevo transmisor.

Por lo que siguió apoyando la protesta y lucha magisterial que se intensificó a partir del frustrado desalojo de los maestros del Zócalo de la Ciudad y la Alameda de León.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.