Los síntomas de COVID-19 de Laura se centraron en ligera gripe, falta de concentración y somnolencia, pero el agotamiento la acompañó varios meses y, si de por sí le faltaba tiempo para hacer ejercicio, no pudo implementar una rutina de activación física y ahora es parte del 69.8% de la población mayor de 20 años que, tras contagiarse de SARS-CoV-2, disminuyó su actividad física.
“Antes siquiera caminaba más, con las carreras para ir a dejar o recoger a mi hija a la escuela, el trabajo, sus clases de natación y ballet. Había hecho un esfuerzo de inscribirme en un gimnasio para ir por las noches, pero con la pandemia, nuestra rutina cambió”, recuerda una mujer de 32 años que está a cargo totalmente de la crianza de su hija de 7 años.
En febrero de 2021, cuando se aplicó la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021 sobre COVID-19, ella se contagió. Su hija se mantuvo libre de SARS-CoV-2 porque estaba al cuidado de la madre de Laura y respetó su aislamiento, de 21 días, entonces.
“Creo que no me he vuelto a contagiar, pero para quienes enfermamos antes de que hubiera vacuna, todo fue muy distinto. Yo, por ejemplo, siento que ahora subo con más facilidad de peso, pero ahora tengo menos tiempo y energía como para hacer ejercicio”, relata Laura.
Oaxaca, Guerrero, Morelos y Puebla conforman la región Pacífico Sur en la Ensanut 2021 y reportan que el 69.8% de su población mayor de 20 años disminuyó su actividad física, el segundo porcentaje más alto de las 9 regiones del país, sólo después de Estado de México con 70.4%.
Le sigue el grupo de adolescentes de 10 a 14 años que reportan un 68.5% la disminución de sus actividades físicas, por debajo de los de 15 a 19 años que lo hicieron en un 66.1%.
La Ensanut detectó que en las localidades urbanas los adolescentes de 10 a 14 años tuvieron una mayor disminución en el tiempo dedicado a actividad física o deporte durante la pandemia con un promedio del 72.8%, mientras que en las rurales la mayor disminución se observó en mayores de 20 años con 71%.
