Por segundo año consecutivo, la finca Sinaí, productora de café en Santo Reyes Nopala, Oaxaca, se colocó dentro de los diez primeros lugares del certamen “Cup of Excellence”, plataforma mundial de subastas para cafés de especialidad. En esta ocasión Sinaí obtuvo el quinto y sexto lugar.
Lograrlo no ha sido fácil, señalan Diego Manuel y Alfredo Woolrich Ramírez, copropietarios de la finca y cuarta generación de productores. La devastación por plaga, el abandono del campo, así como el cansancio de las tierras de producción, son las adversidades a las que están resistiendo.
“Al ver la situación de que los precios no valían la pena, muchos productores han abandonado sus fincas; estimo que se están trabajando, si acaso, un 20 por ciento de la superficie total del café que se trabajaba en 1960”, explicó Diego Manuel.
Bajo este contexto, este reconocimiento es para Sinaí de suma importancia, no sólo por ser un logro como productora, sino también para Oaxaca porque reafirma la calidad de su café.
El café de especialidad se vende en mínimo 5 dólares la libra, cinco o seis veces más del café comercial. Sin embargo, cuando el café es reconocido en “Cup of Excellence”, su costo puede llegar a ser arriba de 25 dólares la libra y hasta 125 dólares.
Además de los dos lugares obtenidos por Sinaí, Oaxaca también ocupó el primero (Finca las Nieves, San Juan Lachao) y el 13 lugar (La Guadalupe, San Juan Lachao) dentro del certamen 2023.
Sinaí, una historia de 150 años
La historia de la finca Sinaí se remonta a 1873, cuando fue fundada por Lorenzo Silva, quien era agricultor y ganadero en San Pedro Mixtepec. Por su cercanía con Puerto Escondido tomó conocimiento de un nuevo cultivo hasta entonces desconocido en la región. El café había sido llevado por españoles a la región y posteriormente la mata y semilla.
“Mi abuelo ya había buscado una montaña con las características adecuadas para fundar la finca. Localizó el terreno, dejó su labor en San Pedro Mixtepec y se dedicó en cuerpo y alma a fundar lo que ahora es la finca Sinaí. Mi hermano Diego Manuel y yo somos actualmente la cuarta generación”, relató Alfredo.
Posterior a la muerte de Lorenzo Silva, se queda al frente de la finca la abuela Venancia Silva y después de ella su hijo Diego Woolrich Silva, quien estuvo desde 1921 hasta 1949 cuando un evento de salud lo alejó de la finca y propició su muerte cuando aún era joven.
Actualmente la finca se trabaja a un 25 por ciento debido a que la roya acabó con los cafetales. A través de la introducción de especies más tolerantes a la roya se ha logrado que la finca siga sobreviviendo.
Además del café, la finca es un gran pulmón ecológico porque, como ya no se cultiva el café, se tienen muchos árboles nativos. En el espacio hay una biodiversidad de más de 150 especies. Además de contar con 22 mil árboles más, lo que propicia que en la finca nazcan 4 o 5 arroyos.
