“Entramos al mar sin saber si saldremos vivos”, son las palabras de José Alejandro Jarquín Hernández, capitán de salvavidas del Club Delfines Zipolite, quien junto con sus compañeros decidieron detener el servicio de guardavidas en una de las playas más peligrosas de Oaxaca.
La decisión fue tomada debido a que durante sus 25 años de servicio, el pago por sus servicios es raquítico, pero su dedicación y esfuerzo por salvar vidas es enorme, una ecuación que no beneficia a los salvavidas que diariamente se arriesgan al adentrarse al mar.
Durante la noche del 1 de mayo, en el marco del Día del Trabajo, los Delfines decidieron no prestar más el servicio de salvavidas debido a que el salario que perciben no se compara en nada al servicio prestado.
Salarios raquíticos
De acuerdo con información del capitán de los guardavidas, los 12 elementos que actualmente se encuentran activos apenas y perciben un salario de 200 pesos al día, que se traduce en tres mil pesos a la quincena.
Pero muchas veces ni eso logran cobrar, ya que asegura que para poder solventar el salario de los elementos en un mes, se necesitan 72 mil pesos; el municipio pone 20 mil pesos, más lo que le toca poner a los prestadores de servicios, apenas logran juntar 50 mil pesos.
Por lo que los Delfines tienen que hacer ajustes; muchas veces los elementos no asisten a su servicio y eso hace que puedan compensar los salarios de los demás; “siempre hemos estado en el estira y afloja, pero llegamos a un punto en que ya no alcanza, no es un salario digno para lo que nos toca hacer”, dijo.
Comparaciones con Cancún
De acuerdo con Jooble, un sitio web internacional para la búsqueda de empleo y de acuerdo con las estadísticas salariales de salvavidas en México a partir del 3 de mayo de 2023, un salvavidas llega a ganar hasta 119 mil 988 al año. Para ser más precisos, la tarifa de pago es 10 mil al mes o dos mil 500 a la semana.
En el caso particular de Cancún, de acuerdo con el paramédico oaxaqueño radicado en esa zona durante muchos años, José Luis García Hernández, detalló que un salvavidas tiene un salario que va de cinco a siete mil pesos, sueldo que dependerá del tipo de capacitación que tenga.
“Cancún cuenta con muchas playas públicas que tienen un perímetro grande y tienen que tener puestos de salvavidas en puntos estratégicos; además, hay mucha demanda de elementos, sobre todo en hoteles”, dijo.
Además, en aquella zona ubicada en el estado de Quintana Roo, la mayoría de sus playas son aptas para nadar, es uno de los destinos turísticos más visitados, en comparación con Zipolite donde la mayoría de turismo nacional y extranjero la prefiere por sus festivales nudistas, torneos de surf, entre otras actividades.
En comparación con Cancún, Zipolite registra un oleaje fuerte, ya que es mar abierto; nadadores expertos han encontrado corrientes de retorno peligrosas con oleaje cambiante que muchas veces los pone en peligro.
En cada rescate arriesgan sus vidas
Tan sólo de diciembre del año pasado a la fecha, Salvavidas Club Delfines Zipolite realizó 80 rescates, lo que en promedio significa salvar a una persona por día.
Para el capitán José Alejandro Jarquín, las autoridades y prestadores de servicios no valoran el trabajo realizado por los elementos rescatistas, quienes además de la falta de salarios dignos, enfrentan la carencia de equipo necesario como son: boyas, aletas, silbatos, binoculares, radios de comunicación y otras herramientas.
Sin contar que también carecen de seguros de gastos médicos y de vida, necesarios para su labor, ya que cada que se meten al mar a salvar a alguien, no saben si van a volver.
José asegura que Zipolite crece a pasos agigantados; ahora, todo el tiempo hay turistas interesados en conocer este destino y no se diga de los negocios que se han abierto en la playa, por lo que considera que es importante que también exista el apoyo hacia los salvavidas.
Cada integrante de esta corporación ha vivido en carne propia las experiencias que el mar les ha dejado; cada uno lleva en los hombros la responsabilidad de salvar las vidas de quienes se introducen a las aguas peligrosas; cada que hay un rescate, la adrenalina los impulsa a regresar a tierra y cuando lo hacen, agradecen al creador porque aún pueden respirar y regresar a casa con la familia.
