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"Miss Bell", la pionera mexicana de la danza durante el porfiriato

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

GUADALAJARA, Jalisco.- En una decidida cruzada por recuperar el papel de las mujeres en la historia de México, la tapatía Hilda Monraz, doctora en Historia en el Colegio de Jalisco, dio con la figura de "Miss Bell".

Hace casi 10 años que escuchó sobre esta bailarina por primera vez y desde entonces ha hecho un largo recorrido académico que incluye entrevistas, archivos históricos en México, Estados Unidos y muchos vacíos.

Una mujer excepcional, que rompió con todos los esquemas de su tiempo. Amelia Ángela Bell Feeley fue una bailarina y profesora mexicana de origen inglés, que radicó la mayor parte de su vida en Guadalajara.

Vivió poco más de 100 años. Nació el 23 de junio de 1907 en la Ciudad de México, pero la mayor parte de su vida radicó en la capital de Jalisco; durante el Porfiriato su familia fue una de las más conocidas en la Ciudad de México, sobre todo durante las últimas décadas del siglo 19, pero Miss Bell murió en el 2008 en situación de abandono.

"Viene de una tradición circense, su abuelo hizo el gran Circo Bell y colaboró con otros circenses de la época, de hecho se dice que su abuelo era muy allegado a Porfirio Díaz en los tiempos de ese Mandatario. La Revolución Mexicana les afectó bastante, eran de origen inglés, entonces, aunque los hijos y los nietos ya habían nacido en la Ciudad de México, por ser extranjeros, medio allegados a Porfirio Díaz, a ese régimen, prefirieron salir del País", explica Monraz.

 Herencia de familia

El abuelo de Amelia, Richard Bell, murió en Nueva York en 1911.

Aún así, desde que era una niña, descubrió el amor por el escenario. En las entrevistas que le hizo poco antes de su muerte la profesora investigadora María Teresa Fernández, y que la doctora Hilda Monraz recupera en su investigación desde 2014, cuenta que comenzó a estudiar ballet desde los cuatro años de edad en el colegio Sagrado Corazón, en Nueva York.

Después de eso viajó por todo Estados Unidos ofreciendo un show musical con toda la experiencia que habían cultivado del circo de 1919 a 1922, incluso participó en una gira por varios países de Sudamérica y luego regresó a México.

Sus tías le enseñaron a bailar, a vestirse, a dedicarse totalmente a la vida artística y su papá era músico. Cuando llegaron a México de nuevo en 1922, la familia comenzó a expandirse, algunos en Estados Unidos, como Miss Bell, su hermana mayor, Josefina, y su padre; otros en la Ciudad de México, y unos más, como su mamá y sus otras hermanas, comienzan a radicar en Guadalajara.

En Estados Unidos Amelia comenzó a trabajar con su hermana mayor en otro show musical. Ella era la segunda de cinco hijas, la mayor era Josefina y ambas interpretaban musicales de la autoría de su padre. Eran shows de variedades estilo vodevil, con danzas y ventrílocuos.

En esos espectáculos Miss Bell hacía las veces de hombre y su hermana mayor de mujer.

"Hay un montón de fotos de ellas dos desde niñas bailando juntas o posando porque ya había este tipo de fotografía en la que se posa en un estudio con su traje típico. Algunos de estos trajes todavía están aquí en Guadalajara", asegura Monraz.

En 1928 las jóvenes bailarinas comienzan a girar con la orquesta típica de Lerdo de Tejada y en esa gira la observa un productor de teatro y cine, Romualdo Tirado. La busca para incluirla en un filme como extra y luego como la protagonista de la película La Jaula de los Leones, en 1930, en plena Depresión Económica.

"La vida de Miss Bell nos ilumina procesos históricos a su alrededor, la Gran Depresión de Estados Unidos empezó oficialmente en 1929, cuando ella están girando y siempre siguió trabajando y ganando dinero en Estados Unidos. Esta película en 1930 fue grabada en español, seguro es una de las primeras que se habla en español filmada en Hollywood, parece que no tuvo mucho éxito digamos, porque no se difundió mucho en México, pero ella la protagonizó, no es poca cosa", dice la doctora Monraz.

Por entonces, la fama de Miss Bell creció y la compañía internacional Metro-Goldwyn-Mayer la contactó para hacerle un registro fotográfico para audicionar en más películas, pero su papá no la dejó.

Todavía no era bien visto para su familia, dedicada por años al espectáculo, trabajar en el cine.

Según la investigación de Monraz, la familia Bell decidió radicar por completo en Guadalajara en 1934.

Rescatan vestuarios

En medio de su investigación para el posdoctorado en el Colegio de Jalisco y con la consigna de escribir una biografía sobre Miss Bell, Hilda Monraz encontró un tesoro.

Para entonces Patricia Urzúa, gestora cultural de Guadalajara, había vuelto a dirigir el Museo de la Ciudad y, mientras trabajaban en otro proyecto, se dieron cuenta de que, de hecho, el archivo de Miss Bell era mucho más grande de lo que imaginaban.

Monraz entró a la bodega del Museo como quien está a punto de abrir el cofre de un tesoro.

Ese archivo carcomido por el polvo y la humedad, contenía una gran cantidad de vestuarios hechos de la mano de Miss Bell, archivos, libros y hasta películas que conservaba en su casa.

Algunos no fueron posible rescatarlos y otros tendrán que pasar por un largo proceso de inventario, estudio y restauración donde participará la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO).

Hoy tres de sus vestuarios realizados a mano, con chaquiras y aplicaciones minuciosamente detalladas se exponen en el Museo de la Ciudad como parte de la muestra "Reconstruyendo la Memoria Jalisciense: Presencia y Participación de las Mujeres", inaugurada en noviembre pasado.

Pionera de la Danza de Jalisco

Cuando se asientan en la Ciudad, los Bell ofrecieron un espectáculo en el Teatro Degollado.

Pero pronto Amelia comenzó a amasar sus propios sueños.

Algunas damas de la alta alcurnia de la Ciudad le comenzaron a pedir que diera clases de danza privadas para sus hijas.

Entonces las daba en el Hotel Francés, porque su familia no contaba con una vivienda propia todavía y habitaban ahí.

Pronto las niñas comienzan a llegar cada vez más, y los dueños del Hotel, ubicado en la calle Maestranza, le piden que vaya a dar sus clases a otro lugar.

Así pidió un permiso en el Ayuntamiento para poner su primera academia, en 1934, en un salón que fundó en la Calle Independencia casi esquina con 16 de Septiembre, donde hoy venden artículos religiosos. En el segundo piso todo era dedicado a la academia de las Hermanas Bell.

Estuvo ahí más de 30 años.

"Yo veo a Miss Bell como un agente de cambio, pero un agente de cambio como adaptándose y negociando todo el tiempo, no es una rebelde, no es una revolucionaria, ella negoció todo el tiempo con lo que le tocó vivir", asevera.

"Puso su negocio, aunque su papá no estaba de acuerdo, y en algunos momentos ella se convirtió en la única proveedora de su familia", agrega la investigadora.

Fue pionera de esta clase de enseñanza artística. Después de ella nacieron academias reconocidas como Helen Hoth, que daba ballet clásico, o Las Cabales con Lila Barzee, que enseñaba flamenco, y Chiquina Palafox o Miss Cuca, que enseñaban folklórico en la época.

Con Miss Bell la novedad era que había viajado mucho y que traía bailes internacionales. Sus archivos están llenos de libros de danza de Hungría, Francia e Italia.

"Además ella decidió no casarse y lo dijo varias veces, que si se casaba implicaba que a lo mejor su esposo no la iba a dejar trabajar, ella llegó a contar que sí tuvo al menos un pretendiente, pero no le gustaba tampoco tener que mantenerlo, así que no se casó. No tuvo así un novio que la acompañara todo el tiempo, se relacionaba más con mujeres en el ámbito laboral", explica Monraz.

Además se cortó el pelo, como hacían pocas mujeres de la época y manejaba su propio automóvil.

"No fue una mujer escandalosa, aunque muchos aspectos de su vida podrían haberlo sido, se manejó con un honor y un prestigio de ser la maestra y ser católica, que le permitió que todo mundo la respetara, que no dijeran chismes de ella".

Según sabemos hoy, Miss Bell fundó el primer grupo de ballet de la Escuela Normal de Jalisco y fue apoyada por el entonces Gobernador Marcelino García Barragán (1943-1947) para instruir clases de danza y educación física en la educación pública del Estado.

Padeció cáncer y sobrevivió, pero al final, cuando los miembros de su familia habían muerto, comenzó a habitar el abandono.

Monraz recuerda que una mujer que trabajaba en el DIF la llevó a su casa para cuidarla y vivir con ella.

Es de ese tiempo del que hay una de las más largas entrevistas que se le hizo, la de Teresa Fernández, en donde le pregunta a Miss Bell si se considera una mujer moderna y ella, quizá por miedo a que se le descalifique o se le tache de no católica, respondió que no.

Falta investigación

Acceder a más fuentes de información y archivos ha sido una tarea complicada.

Muchos archivos están perdidos. A través de notas periodísticas, la investigadora Hilda Monraz dio con que Miss Bell había donado parte de su vestuario y sus archivos al Museo de la Ciudad. En 2016, cuando intentó acceder a él, le dijeron que había solo algunas piezas.

Sus familiares que quedan vivos tampoco han guardado su memoria, la familia hoy no es lo que era y algunos apenas se conocen.

Sus ex alumnos también guardan algunas cosas, pero no todo.

"Yo sospechaba que ella tenía algún archivo familiar propio, porque al final ella fue la única que no se casó, que cuidó a sus papás.

"Cuando murió casi nadie se enteró, salió ahí una esquela en un diario pero murió muy abandonada", lamenta Monraz.

 

"La vida de Miss Bell nos ilumina procesos históricos a su alrededor, la Gran Depresión de Estados Unidos empezó oficialmente en 1929, cuando ella están girando y siempre siguió trabajando y ganando dinero en Estados Unidos". Hilda Monraz, Investigadora

 

"Viene de una tradición circense, su abuelo hizo el gran Circo Bell y colaboró con otros circenses de la época, de hecho se dice que su abuelo era muy allegado a Porfirio Díaz en los tiempos de ese Mandatario".

Hilda Monraz, Investigadora

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