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Siembra esperanza en niños músicos

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Faustino Díaz se ha encontrado en los pueblos de Oaxaca con otros posibles Faustinos.


Podría ser Telmo, de 7 años, de San Juan Petlapa, que le saca un sonido precioso a su trompeta, aun tocándola de lado por un defecto en el labio que no lo deja ponerse la embocadura como todos. O aquel niño mixe del flautín de Santiago Zacatepec, dueño de un oído absoluto y gran agilidad en los dedos, tocando como si nada la obertura de La Gazza Ladra de Rossini, una obra tremenda para el piccolo.


Díaz, uno de los mejores trombonistas del mundo, ya barrió las ocho regiones de su Estado, donde hay tradición de banda, dando clases con su proyecto Convites Musicales.


En las comunidades se le acercan los padres confiándole: "Ojalá que mi hijo sea como usted". Y él responde: "Para que su hijo sea como yo, ustedes tendrían que ser como mi papá". Su primer maestro. Su héroe. Un músico de San Lorenzo Cacaotepec, perteneciente a la centenaria Dinastía Díaz, muy respetada en la región. Todas las tardes se sentaban padre e hijo a estudiar. Cuando terminaban, se iban por carrizo para armar papalotes y volarlos. A su padre nunca lo fue a recoger por estar tirado de borracho, ni jamás le pegó a su madre.


"El alcoholismo rural es un problema grave en Oaxaca. Y para eso no hay ningún programa de salud", narra en entrevista, en una rápida parada en la Ciudad de México.


Llega por carretera a los pueblos y no en helicóptero como los gobernantes. Así lo hizo Vicente Fox en Petlapa. "Se están 30 minutos y vámonos", dice el trombonista. Él, con sus convites, se queda días trabajando con los muchachos, tras recorrer caminos que no han estado exentos de los bloqueos de la CNTE, pero basta con bajarse de la camioneta, echarse dos kilómetros a pie, y continuar el camino en otro vehículo.


"Lo que sí dejo, a donde quiera que voy, es mucha esperanza", asegura.


Sale de las comunidades cargado de cajas de plátano, chocolate, pan. Regalos de los niños que lloran su partida, a pesar de lo regañón que es y de la dureza con la que puede hablarles. Quiere que dejen de ver la música como negocio. Que sepan que hay más que ir al Zócalo de Oaxaca a tocar y dejarse fotografiar por los gringos.


"Como llevan a tocar a los niños mixes a Bellas Artes, ustedes piensan que con eso ya estuvo", alerta a los chicos. "No los llevan porque toquen bien, los llevan porque son un buen negocio para el Gobierno".


Si algo no previó es tener que lidiar de pronto con los presidentes municipales. Quieren hacer las cosas a su modo. Le piden que organice no uno sino dos conciertos. Y los para en seco: la prioridad son los niños. "Les digo: 'Yo no vengo para forzar a los niños a tocar música para que me acompañen a mí, vengo a dar cursos'".


Lleva una bitácora de las comunidades que ha visitado desde abril. Puede estar un día en la región de la Cañada, enseñando bajo un sol ardiente, y al día siguiente perderse en la neblina de la montaña.


Es mucho lo que ha visto hasta ahora.


"Han sido engañados los niños de Oaxaca con el programa de dotación de instrumentos para banda. Han sido timados", acusa. "Les dan instrumentos muy malos que un año después ya no sirven".


Se hace acompañar de un taller y dos lauderos, enviados por el patrocinador Yamaha, para reparar tubas, saxofones, flautas, flautines... Empezaban a las 7 de la mañana y no se daban abasto. La diferencia de tocar con un instrumento bueno, afinado, es abismal. "El nivel sube así", dice chasqueando los dedos. En Zacatepec apoyó la recaudación de fondos para comprar instrumentos.


Sabe que las necesidades en las diferentes comunidades son distintas. En la Costa, por ejemplo, faltan instrumentos; en los Valles Centrales, de donde es originario, profesores; en la Sierra, repertorios...


Terminará su periplo en octubre, con 15 comunidades. Hará público su diagnóstico para que las autoridades "no se hagan de la vista gorda".


A veces, dice, se pone a pensar que a los oaxaqueños les tienen miedo. "Imagínate, un pueblo que tiene este talento para la cultura, que se le inyecte un gran capital... ¡N'hombre!. Si así somos de rebeldes y cerramos carreteras, imagínate. Les vamos a sacar la vuelta. Por eso nos dan con todo".

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