CIUDAD DE MÉXICO.- La secretaria general del PRD, Beatriz Mojica, exigió justicia en el caso del asesinato de Bernardo Ranferi Hernández Acevedo, ex dirigente del partido en Guerrero cuyo cuerpo fue hallado calcinado dentro de un vehículo.
"Condenamos el asesinato de nuestro compañero Ranferi Hernández Acevedo ¡Exigimos justicia!", escribió la ex candidata del sol azteca al Gobierno guerrerense en su cuenta de Twitter.
Al menos tres casos de funcionarios afines al Partido Revolucionario Institucional (PRI) han sido evidenciados por aprovechar la desgracia por la que atraviesan miles de familias del Istmo de Tehuantepec y los apoyos que otorga el gobierno federal para la reconstrucción.
Se trata de la ex alcaldesa del Asunción Ixtaltepec, Adelina Rasgado; el delegado de la CDI en Oaxaca, Saulo Chávez y el presidente municipal de San Miguel Chimalapas.
Para las madres de víctimas de feminicidios, el calvario es interminable. Además de los largos procesos a los que se enfrentan en busca de lograr castigo para los asesinos, durante el caso e incluso ganado éste, se convierten en víctimas potenciales de violencia.
Uno de los ejemplos más claros de lo anterior, ocurrió en 2010, cuando Marisela Escobedo, una madre de Chihuahua que por más de dos años exigió justicia para su hija muerta, fue asesinada frente al edificio del palacio de gobierno del estado del norte del país.
Sin recursos y con su voz como emblema, integrantes de la sexta Legislatura Juvenil dieron a conocer sus propuestas de trabajo, en la que sobresale la realización de foros temáticos de carácter académico, con el objetivo de conocer el sentir de los jóvenes.
La Legislatura la integran 42 jóvenes de las diferentes regiones de la entidad, quienes respondieron a la convocatoria emitida por la 72 Legislatura del Congreso del Estado de Oaxaca y presentaron una iniciativa.
Si Zoila Bengochea Espitia asume que con la sentencia de 78 años y cuatro meses que recibió el feminicida de su hija, Dafne Carreño ya no tiene nada qué hacer, sería como pedirle aceptar que por fin desaparecieron el dolor e impotencia que aún siente.
“Mi vida nunca va a mejorar. Hasta que yo me muera voy a descansar. El asesinato de mi hija es un daño que me hicieron para toda la vida”, dice una mujer que los últimos cuatro años y medio los ha dedicado a buscar justicia.
Llegó la sentencia
Gerardo Cajiga, Germán Tenorio Vasconcelos y Enrique Arnaud Viñas, podrían librar el juicio en su contra por los delitos que se les acusan, si estos exfuncionarios de gobierno reintegran los recursos malversados y colaboran en otras indagatorias para la reparación del daño al erario estatal, señaló el Fiscal Anticorrupción de Oaxaca, Emilio Iruegas Álvarez.
Para Zoila Bengochea Espitia la sentencia de 78 años que recibió Alejandro Enrique Rivera López, feminicida de su hija Dafne Denisse Carreño Bengochea, no concluye la lucha que inició el 3 de abril de 2013.
"Ahora le digo a Dafne que puede descansar, pero todavía no termina esta lucha que debo seguir", dijo a los medios de comunicación, frente a quienes lanzo una advertencia a los hombres violentos y "machitos":
Hay justicia y a los prófugos sí los van a agarrar
El desinterés de las instituciones públicas en la población infantil femenina de Oaxaca, se reflejó este martes en que se conmemoró el Día Internacional de la Niña, el cual, con la salvedad de un escueto comunicado emitido por la Secretaría de la Mujer de Oaxaca (SMO), ninguna otra instancia que se ocupe del tema, recordó.
El auditor Carlos Altamirano Toledo interpuso una demanda de amparo en contra de los diputados locales por pretender destituirlo de su cargo sin haber concluido su periodo, por ello el organo jurisdiccional le ha concedido la suspensión provisional respecto de la etapa conclusiva en la cual el Congreso del Estado nombraría a un nuevo titular de Fiscalización.
Erika Alexandra ya no conoció a su hijo porque una negligencia médica le provocó muerte cerebral. Sus familiares esperan el fatal desenlace en una cama del Hospital Civil, o un milagro dentro de la más amarga incertidumbre.
En el rostro de Erika, de apenas 16 años de edad, se ven correr lágrimas, pero a los médicos del Hospital Civil “Aurelio Valdivieso” les urge desconectarla porque, aseguran, “ya no hay nada que hacer” y necesitan la cama para algún otro paciente.
