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Tlaxiaco, inconsolable

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

HEROICA CIUDA DE TLAXIACO.- El pueblo de esta municipalidad lloró largo y tendido el crimen cometido contra su presidente municipal, Alejandro Aparicio Santiago. Por seis horas hombres mujeres y niños lo acompañaron en su último recorrido por las calles del pueblo que amó y a cual regresó después de una experiencia como migrante en California, Estados Unidos, para emprender una carrera política que lo hizo ser en dos ocasiones presidente municipal y una, diputado local.


A las puertas del palacio municipal se encontró por última vez con su amigo y síndico municipal Perfecto Hernández Gutiérrez, quien falleció un día después de la agresión a balazos que sufrieron el 1 de enero, donde junto presidieron un emotivo acto cívico por parte de concejales, ex autoridades municipales, legisladores federales y locales, representantes del partido Morena, además de sus paisanos inconsolables por los sucesos.


Acompañado de sus padres, esposa, hijos y nietos, a la cabeza del cortejo, Alejandro Aparicio Santiago escuchó la ovación del pueblo que le profeso gratitud y respeto. ¿Quién es nuestro presidente municipal? ¡Alejandro, Alejandro, Alejandro!. ¡Alejandro Vive, la lucha sigue!, ¡Alejandro vive, la lucha sigue!



Su viuda y sus hijos. FOTO: Mario Jiménez

EL HOMENAJE


El funeral del munícipe inició a las 9:30 horas, cuando salió de su domicilio acompañado por los dolientes para ser llevado a la capilla del barrio San Sebastián, donde vivió.


Minutos después el cortejo fúnebre descendió por la calle de Isabel La Católica, donde estudiantes de la escuela primaria extensión José Domínguez Vásquez y autoridades de la colonia Ricardo Flores Magón le rindieron un homenaje de cuerpo presente, por los apoyos que recibieron.


Ahí, en plena calle, dirigentes de los colonos, profesores y estudiantes montaron la primera guardia de honor y recordaron la contribución de Alejando Aparicio Santiago para conformar la banda de guerra y la orquesta sinfónica que no lo abandonaron en todo el trayecto.


Una oradora recordó la disposición del ex diputado local para apoyar a sus paisanos y, sobre todo, a los estudiantes y jóvenes


EN EL PALACIO MUNICIPAL


Una hora después, 10:34 horas, el cuerpo del presidente municipal, resguardado en un ataúd de madera con la figura de la Virgen de Guadalupe tallada en la parte superior, se reunió con los restos mortales del síndico municipal, Perfecto Hernández Gutiérrez, para ingresar juntos a la oficina del munícipe.


En la oficina recubierta toda de madera barnizada en color caoba, diputados locales, concejales y ex autoridades municipales se comprometieron a trabajar por Tlaxiaco, así como exigir justicia para los dos funcionarios públicos municipales sacrificados.


“¡El pueblo de Tlaxiaco quiere que se aclaren los hechos, que se realicen las investigaciones y que se castigue a los responsables!”, demandaron.


Fue en ese sitio donde los regidores se preguntaron en voz alta: ¿Quién es nuestro presidente? Y ellos mismos se respondieron: ¡Alejandro, Alejandro, Alejandro!


EL ACTO CÍVICO


Minutos más tarde los dos cuerpos presidieron un acto cívico en su memoria en el patio techado del palacio municipal, donde el delegado especial del comité ejecutivo nacional de Morena, Ericel Gómez Nucamendi, ofreció las condolencias de la dirigencia nacional y estatal a las familias de las malogradas autoridades municipales.


Al toque de silencio y honores fúnebres de la banda de guerra, el delegado de Morena, Gómez Nucamendi; los diputados locales Mauro Cruz Sánchez, Luis Alfonso Silva Romo, Arcelia López Hernández, Rocío Rojas Mechaca, Horacio Sosa Villavicencio, Ángel Domínguez Escobar, Joaquín García Aguilar, así como los legisladores federales Armando Contreras Castillo y Daniel Gutiérrez Gutiérrez efectuaron la primera guardia de honor.



El delegado en Oaxaca del Comité Ejecutivo Nacional Morena, Ericel Gómez Nucamendi, da el pésame a Victoria Feria Coronel, viuda de Alejandro Aparicio. FOTO: Mario Jiménez

Después de una sentida interpretación del tema El pueblo unido, jamás será vencido, cuyos coros fueron repetidos por la multitud que abarrotaba el recinto: ¡El pueblo unido, jamás será vencido!, ¡El pueblo unido, jamás será vencido!, el cortejo continúo su camino.


LA MISA


A las 11:50 horas el ataúd del presidente municipal abandonó el palacio municipal para dirigirse a la iglesia de Santa María La Asunción, donde el sacerdote Jesús Juárez ofició la misa de cuerpo presente.


Ante el gentío que llenó el espacio de la iglesia, miles de acompañantes se congregaron en el patio exterior, para acompañar al difunto a su última morada. La misa concluyó a las 13:14 horas y entonces la comitiva bajó por las calles de Fray Lucero, Hidalgo, Cinco de Mayo e Independencia, donde ya esperaban los camioneros materialistas a bordo de sus unidades e iniciaron a sonar sus silbatos.


El cielo era limpio y el sol brillaba imponente, cuando el féretro y la gente llegaron al Puente de la Despedida, un lugar donde tradicionalmente los difuntos escuchan el último adiós de familiares, amigos y conocidos.


El orador, Armando Cortés, hizo una sensible semblanza de Alejandro Aparicio Santiago como hijo, padre y abuelo. También recordó su trabajo político a favor de Tlaxiaco, sus colonias, barrios y agencias. Pero sobre todo habló del hombre que con su esfuerzo logró sacar a su familia a adelante.


“Este es el espacio donde los habitantes de Tlaxiaco acostumbramos a despedir a nuestros seres queridos, lejos de los ambages, de los cargos, de la trayectoria, aquí es el espacio donde todos tomamos ese signo de igualdad ante Dios: también es el espacio donde los familiares, los vecinos, los compadres, los seres queridos dan el postrero adiós a esa persona que solamente se nos adelanta”.


EL CAMPOSANTO


Finalmente, a las 14:41 horas, la comitiva fúnebre ascendió la larga cuesta que conduce al panteón y tras un breve rosario en la capilla del mismo, a las 15:05 horas el cuerpo de Alejandro Aparicio Santiago cruzó el umbral del panteón municipal.


En hombro de sus primos y parientes fue conducido a la cripta familiar y exactamente a las 15:27 descendió a la tumba, ante el llanto silente de padres, esposa e hijos.


No hubo gritos, proclamas, reproches. Solo dolor, ese que no termina de hacer brotar las palabras, que ahoga la garganta, que endurece el cuerpo, pero lastima con mucha más profundidad.

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