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¿Feos por naturaleza o por culpa de la cultura?

Foto(s): Cortesía
Redacción

¿Por qué las tehuanas son tan bellas y los hombres son tan desprovistos de hermosura? ¿Cuáles son las características necesarias para ser feo o el parámetro para rayar en lo bonito? Para los ponentes del ciclo Voces en libertad reflexiones sobre la fealdad de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), Fernando Lobos y Manuel Matus, lo desagradable y lo atractivo son valores estéticos determinados en la cultura y el lenguaje de las personas.


Feo, gacho, repugnante, apestoso, lindo, guapo, bellísimo, coquetón, pueden ser palabras con un poder muy grande en su significado: al leer de izquierda a derecha se pueden imaginar varias figuras, situaciones o gustos en la mente que provocan muecas o suspiros -tan sólo por pronunciarlas en silencio-.


"Nosotros vivimos encerrados en las palabras, la misma idea de belleza y todo el choro que tuvimos en la charla, no es más que una construcción conceptual que debe ser sostenida en palabras, si no tuviéramos estas palabras quizás nuestras ideas de belleza serían más flexibles", dijo Lobos y mencionó que el lenguaje le da diversidad a nuestras percepciones para poder matizar nuestras sensaciones y atracciones.


La rigidez de la estética radica en los cánones de belleza. El doctor Manuel Matus comentó que los valores occidentales repercutieron en la cultura de las civilizaciones conquistadas y en la historia de la fealdad que sigue cambiando; "incluso para las palabras hay un antónimo para determinar lo contrario de los ideales".


La política y la fealdad tomadas de la mano


Matus destacó el ejemplo de René Bejarano y de la comunidad política en general, la cual se atribuye la belleza por el poder que tienen en su cargo, lo que les da la confianza de realizar sesiones o participar en la vida social de su entidad.


"Bejarano realizó en la Ciudad de México una sesión fotográfica para la revista Quién, de todas las formas y poses posibles, en outfit deportivo, de etiqueta, elegante, de todo", los ponentes destacaron que perder la capacidad de saberse vulnerable o con defectos, es un ejercicio de soberbia que alucina a las personas.


En el caso de Peña Nieto, Lobos mencionó que el presidente es una imagen de niño bonito que se ha deteriorado durante estos seis años, "la belleza que vendió Peña Nieto cuando empezó este sexenio se ha caído en pedazos, la campaña electoral que comenzó en los notichismes junto a su “bella” esposa y toda la ola de escándalos han degradado esta imagen ideal".

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