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Se despide Alma Grande

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

En la víspera del segundo Lunes del Cerro, este domingo se volvió a presentar el espectáculo dancístico y teatral, “Donají… La Leyenda”. En el Auditorio Guelaguetza miles de oaxaqueños y visitantes disfrutaron de esta representación que narra el sacrificio de la princesa zapoteca para salvar a su pueblo.


El clima inmejorable, el ingreso fluido de los asistentes y justo a las 20:30 horas el olor del incienso comenzó a penetrar a la primera sección.


El viento, la energía y la noche permitió el sonido de los caracoles.


El centro del escenario se volvió punto de reunión de danzantes que encararon a guerreros indígenas. Donají, la leyenda, había comenzado.


El espectáculo dancístico y teatral por excelencia de la verde antequera fue interpretado por el Ballet Folclórico de Oaxaca.


El público presenció en tres actos el cuadro artístico y mantuvo su interés a lo largo de una hora y media. 


Los lenguajes fueron la música, las danzas y la narración histórica de la lucha entre los pueblos mixtecos y zapotecos que derivó en el sacrificio de la bella princesa zapoteca.


A 37 años de realizarse a la segunda edición de este espectáculo asistió la Diosa Centéotl 2019, Lilia Hernández López, originaria de Loma Bonita, así como funcionarios municipales e invitados especiales, quienes gozaron de la espectacular escenificación que forma parte de las fiestas de los Lunes del Cerro.


El clima agradable animó a miles de familias que acudieron al auditorio Guelaguetza para admirar la puesta en escena presentada por el Ballet Folclórico de Oaxaca, que cautivó a los asistentes por su magia y misticismo, para vivir una tradición más que historia. 


Un asomo a la historia 


A casi cuatro décadas de esa edición uno, que se realizó el lunes 14 de julio de 1982 y en la que los asistentes no rebasaron las 150 personas, ayer al menos unas nueve mil personas vivieron el espectáculo teatral y dancístico “Donají… La leyenda” que los cautivó como lo hace desde hace 37 años en la ciudad de Oaxaca. 


"Donají, la leyenda" sigue siendo una manifestación de historia, cultura y tradición arraigada en nuestra ciudad, en la que se evoca el triunfo del amor entre la princesa zapoteca Donají y el guerrero mixteco Nucano, vínculo que se impone al odio, la guerra y el enfrentamiento entre los pueblos.


Una historia de amor, sacrificio, hermandad, sangre y muerte se presenció anoche la Rotonda de la Azucena. El espectáculo de danza contó con la participación de 85 personajes en escena y mostró ante los espectadores la historia de una heroína zapoteca, recordada en el Escudo de Armas de Ciudad de Oaxaca.


La leyenda de un alma grande 


Afuera del auditorio la lluvia incesante brillaba con las luces de interior, adentro comenzaba con humo de incienso y con el sonido de los caracoles.


El centro del escenario se volvió punto de reunión de danzantes que encarnaron a guerreros indígenas. Donají, la leyenda, había comenzado.


El público fue trasladado al año 1501. Donají, alma grande; mujer zapoteca y guerrera de sangre fue ofrenda de paz para el porvenir de su pueblo.


“Mixtecos y zapotecos se disputan pueblos igualmente, fuertes sabios y poderosos.” El rey Cosijoeza, soberano de la ciudad de Zaachila, entregó al sacerdote Tiboot de Mitla el destino de Donají, a quien le auguró el sacrificio por su pueblo.


El amor hecho fuerza 


Donají conoció a Nucano, príncipe mixteco, cuando fue hecho prisionero por los zapotecas.


Los dos libres y enamorados, defendieron y lucharon por la paz, por el bienestar y la hermandad. Pero había un vaticinio, un auguro que se tenía que cumplir.


Los guerreros mixtecas pidieron que Donají entregará su sangre y se convirtiera en prenda de paz. Y así, ver cumplida la palabra de los antepasados. Pero Donají no quería eso, Donají quería vivir y seguir en pie.


"Donaji lloró, ya no iría más a pedir a los dioses por su patria; no andaría más por las tardes de junio por la laderas del monte recogiendo azucenas. Donají derramó su llanto con toda la ternura de su corazón"


Los guerreros mixtecos atacaron a los zapotecas en Zaachila. Y, para terminar la guerra, tomaron a la princesa Donají como rehén de paz, como tenía que suceder, como decía la historia.


Así pues, los hermanos, la sangre de Donají se armó de valor y luchó.


Pelearon los pueblos poderosos en Monte Albán. Los mixtecos huyeron, no sin apoderarse de la princesa del alma grande.


El destino de un alma grande 


Donají fue decapitada y la palabra de los dioses convertida en realidad. Los pueblos vivieron en paz. Donají había entregado su vida por amor a su pueblo. El huipil manchado de la madre, por la sangre de sangre derramada. 


La muerte, la tristeza, el amor y la hermandad dieron cierre al espectáculo previo a los Lunes del Cerro en Oaxaca y que reúne a más de 85 artistas del Ballet Folclórico de Oaxaca cumplió ayer 37 años en escena.

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