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Donají... la leyenda volvió a cautivar

Foto(s): Cortesía
Redacción

Oaxaca.- El despliegue de folclor y colorido que ayer se vivió en el auditorio Guelaguetza, con la presentación del espectáculo Donají: la leyenda, una vez más fue el centro de atención para más de 11 mil personas, que revivieron la historia de amor entre la princesa zapoteca y el mixteco, Nucano.


La diversidad de actividades que se realizan en el marco de la octava de la Guelaguetza, encuentran un punto de diferencia en esta puesta en escena que reúne a 87 jóvenes de las diferentes regiones del estado, cuyo interés por participar es preservar las tradiciones de Oaxaca.
Danza, colores y música, trasladaron a los asistentes a la época de encarnizadas batallas entre mixtecos y zapotecos por el territorio y poderío del Valle de Oaxaca.


Esta emotiva obra, que tuvo como invitado especial al compositor Armando Manzanero y a las autoridades municipales, narra la historia de la princesa indígena Donají y su amor incondicional por el pueblo zapoteco, el cual finalmente la llevó al sacrificio. Es una producción del Ballet Folclórico de Oaxaca, con un guión elaborado por Gustavo Pérez Jiménez y Fernando Rosales García.


A cargo del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, este espectáculo es único en su tipo, y desde hace más de 30 años se presenta como antesala a las fiestas de los Lunes del Cerro. En 2006 no se pudo llevar a cabo, luego de que las instalaciones del auditorio Guelaguetza fueran vandálizadas por integrantes de la Sección 22, que aquel año boicotearon por primera vez la máxima fiesta de los oaxaqueños.



 

La historia


Cuenta la tradición que antes de la llegada de los españoles, cuando Oaxaca se encontraba dominada por un grupo de nobles indígenas pertenecientes a las culturas zapoteca y mixteca, el rey Cocijoeza, soberano de la ciudad de Zaachila, tuvo una hija a la que se le dio el nombre de Donají, que quiere decir “alma grande”.
El destino de la princesa fue encargado al sacerdote Tiboot de Mitla, quien vaticinó una gran desgracia para la pequeña, ya que ella se sacrificaría algún día por amor a su pueblo.


Donají conoció a Nucano, príncipe mixteco, cuando fue hecho prisionero por los zapotecas. Ambos condujeron a sus respectivos pueblos a un pacto de paz. Sin embargo, los mixtecas solicitaron que Donají se convirtiera en prenda de paz para garantizar la promesa del rey.
Donají sería rescatada, pero la princesa estaba lista y se disponía a huir, cuando los guardianes mixtecas la apresaron.


Este acto costó la vida a Donají, quien fue decapitada y seputalda cerca del río Atoyac. Se dice que su cuerpo se mantuvo intacto y de su cabeza nació un lirio silvestre que de inmediato se convirtió en símbolo del pueblo zapoteco.



 


La muerte de la princesa conmocionó a los espectadores, pues se había cumplido su destino: Donají había entregado su vida por amor a su pueblo. Según el relato, los cuerpos de Donají y Nucano descansan en el templo católico de Cuilápam de Guerrero.


Al término del espectáculo, el cerro se iluminó con juegos pirotécnicos que anunciaban el inició de la octava de la gran fiesta de los oaxaqueños.
Al finalizar el evento, turistas calificaron este espectáculo como uno de los más coloridos que han tenido la oportunidad de ver en el país.


Eder Reyes señaló que "Oaxaca una vez más le mostró al mundo sus tradiciones y costumbres, y les enseñó que es un estado mayor a sus protestas".
                  

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