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Comercio ambulante: dueño del Centro Histórico de Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Como una herencia política, el comercio en la vía pública del Centro Histórico se ha catapultado con cada administración municipal.


En vez de disminuir, en los nueve años que lleva como encargada de la recepción de un hotel en una de las calles principales del Centro Histórico, Mónica Guadarrama ha constatado cómo el comercio “semifijo” ha crecido hasta en un 50 por ciento.


Aunque la calle de Flores Magón, lateral al Palacio de Gobierno, fue “liberada” de puestos en noviembre de 2017, estos se distribuyeron en calles alternas como Colón, Las Casas, Bustamante o Rayón.


“Las autoridades no hacen nada”, dice con una mezcla de decepción y aceptación la empleada del hotel cuyos propietarios solicitaron en 2016 al municipio capitalino, que colocara estructuras metálicas para estacionar bicicletas o motocicletas “como una forma de contener” la instalación de nuevos puestos.


Han optado también por colocar una maceta de gran tamaño en la calle, cerca del paso peatonal o una banca pegada a la pared para evitar que ocurra lo mismo que en la esquina de enfrente, donde los puestos “semifijos” han borrado los espacios que transeúntes y vehículos tienen para transitar libremente.


Anarquía comercial


En la calle de Flores Magón, el tráfico vehícular está suspendido. La luz ámbar del semáforo cambia a verde; una camioneta blanca, doble cabina, avanza sobre la calle de Colón y el conductor da vuelta con dificultad hacia Miguel Cabrera; los tres puestos sobre la calle dificultan la maniobra.


Eliseo Ballesteros, policía vial, ve la escena. No recibió una queja, como en otros momentos, pero sabe que ese comercio “informal” viola derechos de transeúntes y conductores, pero “no puedo hacer nada”.



Adueñado de una de las esquinas que forman las calles de Las Casas y Miguel Cabrera, el comercio en vía pública. FOTO: Carlos Román

Las quejas de los conductores y el evidente riesgo de un percance no es suficiente para que pueda quitarlos; “no es mi función, les he pedido que se acomoden un poquito o se muevan, pero desgraciadamente no nos hacen caso porque nos dicen que somos de vialidad y eso es del municipio”.


Falta de capacidad


La falta de espacios para estacionarse alrededor de los mercados Benito Juárez o 20 de Noviembre, invadidos por el comercio ambulante, permite “cierta tolerancia” a la doble fila.


La escena para Javier Pérez, paseante de la Ciudad de México, es el claro ejemplo de la falta de autoridad y la incapacidad para regular el comercio en la vía pública.


Además de ver “bastante basura”, si compara el ambulantaje que ha visto en sus anteriores visitas, “éste ha crecido mucho; es una característica de Oaxaca apropiarse del Centro Histórico, pero uno como turista esperaría que fuera algo regulado y podamos admirar la ciudad”.


Si el ambulantaje crece y se permite, es por ser una actividad redituable que no deja de tener clientela, como Lucía. Mientras su hija intenta decidir el juguete que le comprará en la calle de Las Casas, ella admite que es un problema el comercio en la vía pública, pero a la vez ofrece mejores precios que el comercio establecido.


En el puesto continuo, Jesús acomoda automóviles a escala y gafas para el sol, orgulloso que del comercio semifijo su padre le dio una carrera.


Si alterna la abogacía con la venta en las calles, es porque “es un trabajo honesto que no afecta a terceros”; además, que las rentas de 20 mil pesos mensuales le imposibilitan montar un comercio establecido.



Y los peatones, ¿por dónde caminan? FOTO: Román Carlos

Sin embargo, a diferencia de hace 40 años, cuando el comercio en la vía pública inició en el Centro Histórico, en la actualidad sin el cobijo de una organización, no se puede obtener una nueva licencia.


“Si han proliferado los dirigentes, es porque la ciudadanía lo permite y muchas veces dejan a los compañeros comerciantes sin la facilidad de poder trabajar, si no dan un monto económico muchas veces exorbitante”, expone.


Añejo problema


Para Antonio, comerciante de la calle de Las Casas, hablar del tema del comercio en vía pública le significa “gastar saliva”, porque las autoridades “no hacen nada”.

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