Ni Erick Díaz García ni Feliciano Méndez Díaz han “disfrutado” un solo peso de los 92.1 millones de pesos del Programa de Fomento Ganadero que en Oaxaca implementa la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) para este año.
Aún así, ambos contribuyen a que Oaxaca posea 1.2 millones de caprinos, cabras y chivos que crían para su venta en pie, porque la leche se consume muy poco y se carece de una industria que potencie la elaboración de quesos o dulces.
Añoran pasteurizadora
Para Feliciano Méndez, criar cabras es una actividad que ha impedido que desde hace diez años el dinero no falte en su casa y no tenga que ir a trabajar “a casa de la gente”, pero se rehúsa a pensar en un apoyo del gobierno.
“Luego quieren que vaya uno a hacer tratos con el banco y es mucha pérdida de dinero”, dice un hombre con la piel endurecida de pasar de seis a ocho horas caminando los campos en Macuilxóchitl, Villa de Mitla, antes de que la lluvia caiga y haga que las patas de sus “criaturas” se entumen y no quieran caminar para volver a casa.
“Debería existir un centro lechero que reúna toda la producción, una sola empresa haría que nos beneficiemos todos”, afirma sin titubeos Erick Díaz.
Ordeñar a sus cabras para comercializar la leche sería una mala inversión, ante la baja del precio en el mercado local, limitado y que no ofrece más de siete pesos por litro, “algo que al ganadero no le resulta”.
En los 16 años que se ha dedicado a pastorear ganado caprino en terrenos de San Pablo Huixtepec, no ha visto, ni por equivocación, que se implemente algún proyecto que potencie esta actividad primaria.
Si tiene que hablar de la falta de apoyo, de inmediato nombra a la autoridades municipales, quienes no se preocupan en fomentar algo tan básico como estanques exclusivos para ganado y evite que “pasemos a perjudicar a los regadores de su cosecha”.
Por sí mismo ha llegado a tener hasta 130 animales en pie. “Puedes mover tu propio interés o beneficio, te puedes expandir a largo plazo, depende la cantidad que llegues a controlar”, explica, mientras los 83 animales que ahora posee mascan el resto de milpa y pasto en un terreno del que recién cortaron el zacate.
La cabra blanca pastoreña, raza que sólo existe en Oaxaca. FOTO. Mario Jiménez
Venderlo en pie, para ser el insumo principal de una barbacoa, es su principal fuente de ingresos; pero también, a veces en “manadita” de lechones o por “camadita” de 10 a 15 animales.
“Por cría que tenga, a cada huachera le quito uno, de preferencia el macho y dejo las hembritas para que se reproduzcan a gran cantidad en la próxima cosecha”, dice, conocedor, un hombre que lo máximo que ha recibido por un chivo, “capón o estéril” es cinco mil pesos. El más pequeño se lo han pagado en 500 pesos.
Con venta en pie, pierde el productor
Para la catedrática investigadora de la Escuela de Medicina Veterinaria y Zootecnista, Carmina Ricardi de la Cruz, la venta en pie de su ganado, hace que los caprinocultores le pierdan un margen de ganancia a su producto.
Lo ideal sería trabajar en clasificación de canales, vender los cabritos empacados al vacío y exportarlos a Estados Unidos, el comprador del 30 por ciento de este tipo de carne a nivel mundial.
Si en Oaxaca son pocos los rastros autorizados para la matanza de ganado bovino, para el caprino simplemente no existen; la industria manufacturera, menos.
Eso influye para que miles de cabezas de ganado caprino de Oaxaca “se vayan” al vecino estado de Puebla, donde “tiene más salida” por su cercanía con la Ciudad de México y el Estado de México, donde la consumen para barbacoa.
“Desde hace muchísimos años, Oaxaca ha estado en los primeros tres lugares del país por su inventario caprino; el año pasado estaba en primer lugar, pero Puebla lo desplazó al segundo; pero es falso ese dato, son cabras de Oaxaca”, alerta.
