Todos esperan la Calenda colorida de la que tanto les han hablado. Son las siete de la noche y la gente está amontonada.
Hay personas corriendo con un elote en mano, con chile del que no pica. Les han platicado de los convites, que la gente baila, que regalan mucho mezcal y que está a punto de comenzar. Corren en busca de un buen lugar para vivirlo.
“Son siete quince, y dijeron que comenzaba a las siete”, dice Jenny a su hijo Fred, de 18 años. "Disculpe", dice en español con acento extranjero: "¿Sabe dónde pasarán? ¿Pasarán por aquí o ya terminó?"
“Apenas acaba de empezar, pero vienen de allá arriba. Empezaron a la siete, pero, ahorita bajan”, contesta otro espectador, oaxaqueño, acostumbrado a la puntualidad de su ciudad, estado y país: “Es que dijeron García Vigil o Macedonio Alcalá”, contesta Jenny, muy preocupada. “A lo mejor empezó en García Vigil, pero ahorita ya llegan”.
Jenny, su esposo y sus dos hijos son cuatro de los casi 200 mil turistas que se espera visiten el estado durante las fiestas de la Guelaguetza.
Las chinas oaxaqueñas encabezan estas celebraciones
Colores en las calles
La gente aprovecha para ver la mercancía de los vendedores en las calles: bolsas de mano, con fondo negro y coloridas flores, que se asemejan a los bordados distintivos de blusas típicas de la región del Istmo.
La calle Macedonio Alcalá, el Andador Turístico, se viste de colores para recibir a los visitantes con una amplia variedad de comida y artesanías, tanto originarias de Oaxaca como aquellas que se han vuelto oaxaqueñas por adopción; tal es el caso de las marquesitas yucatecas, adoptadas por el centro histórico de la capital.
Como una luna artesanal, a lo lejos se divisa un globo hecho de tela; "¡La marmota!", grita un niño. Las luces de los teléfonos se encienden, porque muchas personas quieren un recuerdo para publicar en redes sociales. Buscan una foto o un video con la marmota que lleva el anuncio de la calenda, con los músicos o con los danzantes.
“¡Va a ser en la otra cuadra, va a ser en García Vigil!”, grita una señora mientras camina a la mitad de la calle con dirección al Zócalo. Ella toma el rol de líder y la multitud la sigue para dar vuelta en M. Bravo.
Marmotas y estandartes que anuncian un ruidoso, fiestero y colorido contingente
Una experiencia que vivir
La señora Jenny, muy confusa, se pregunta que qué está pasando. Es la única hispanohablante de su familia, y funge como intérprete con su esposo y sus hijos.
“¡Corre, hay mucha gente!”, grita un niño con acento español, con una oblea en la mano que acaba de comprar a un adulto vendedor.
La calle de García Vigil ya está llena de gente con sus celulares listos para grabar, tomar fotos o hacer transmisiones en sus redes sociales.
Quieren que todos sus contactos vean que están en la tierra de Juárez, de Yalitza Aparicio, de Javier Aquino. Que vean que los trajes hermosos de las tehuanas sí son reales y que estas saben cómo portarlos.
“¡Que viva el Istmo de Tehuantepec!” se escucha decir a un participante que viene jalando un mecate, el cual viene amarrado de dos toros, algo un poco inusual en los convites y que seguro Mazapán se puso celoso, pues no se le vio dando brincos ni robando cámara en este convite.
Ruidoso contingente
Unión Hidalgo, Juchitán, Tehuantepec, Zanatepec y distintas asociaciones de istmeños radicados en la ciudad de Oaxaca, México o de Estados Unidos, son algunos estandartes que anuncian un ruidoso, fiestero y colorido contingente.
El convite concluye, pero todos comienzan a caminar atrás de este; no es suficiente. Quieren seguir grabando, aunque ya sea de noche y no se vea nada en la cámara y el poco flash sólo estorbe, quieren pedir un carrizo de mezcal, contagiarse con la alegría del Carnaval putleco.
Caminan, siguen al contingente hasta la Plaza de la Danza, donde los primeros participantes bailan y demostrando que la alegría de la guelaguetza no sólo es una para los oaxaqueños, sino para todo el mundo, donde los visitantes como Jenny, su familia y el pequeño de la oblea podrán captar una imagen o un video, como un souvenir que capte una pizca de la alegría de Oaxaca.
