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Baches, temible amenaza en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Redacción

Inversiones que pueden llegar hasta los 20 mil pesos, sin contar la contaminación, el estrés e incluso la muerte, son las consecuencias de transitar por calles llenas de baches tanto en la carretera, como en la ciudad, aseguró el especialista en mecánica, José Manuel López Ochoa.


Refiere que el desgaste en el sistema de suspensión de un vehículo, al dañarse, implica la generación de gastos continuos que a la larga se convierte en un martirio para los conductores y puede poner en riesgo sus vidas, pues al intentar economizar caen en manos de gente a la que no le importa garantizarle su seguridad y la de sus familias.


“El daño a la suspensión delantera y trasera implica el cambio en piezas que, si el mecánico quiere ganar más, compra a empresas que manejan piezas chinas, las que salen más baratas pero que son desechables y que, de colocarse en un vehículo, ponen en riesgo la vida de las personas que viajan en un vehículo”, indicó.


Rótulas, barras estabilizadoras, horquillas, resortes, amortiguadores e incluso llantas, son parte de las piezas que se desgastan en un vehículo que cotidianamente transita por zonas accidentadas, lo que provoca que sus propietarios tengan que desembolsar grandes cantidades de dinero por ello.


“Desafortunadamente la necesidad de utilizar un vehículo cada vez es mayor, el recurso que se invierte en su mantenimiento muchas veces se hace costoso, lo que provoca el riesgo de que los conductores lleven sus carros a talleres donde los costos parecen bajos, aunque el precio por el riesgo al utilizar piezas desechables sea muy alto, estoy seguro que muchos accidentes se provocan por una pieza de mala calidad”, señaló.


Contaminación y desquicio


Pero no solo es el desgaste del carro y el dinero que debe aplicarse para su reparación, expuso López Ochoa, se trata también de la alta contaminación que se genera por la lentitud con que avanza el tráfico en la ciudad, debido a los baches, toda vez que al mantenerse encendido un vehículo, el motor continua trabajando, y en consecuencia, genera monóxido y bióxido de carbono, así como óxido de nitrógeno que resulta altamente mortal.


Por si fuera poco, añade, el estrés que provocan las largas filas de automóviles que se forman en las distintas calles de la ciudad, a consecuencia del crecimiento del parque vehícular, trastoca la convivencia entre los oaxaqueños, que deriva en muchas ocasiones en violencia.


“En Oaxaca se requiere de mucha consciencia social, que las autoridades pongan su esfuerzo en la mejora de las condiciones de las calles, que los conductores procuren el mantenimiento adecuado a sus vehículos y que todos procuremos proteger nuestro ambiente porque las facturas ya nos las está cobrando la naturaleza”, concluyó José Manuel López Ochoa.

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