SAN PEDRO APÓSTOL.- En la última década, el uso de materiales como adobe, carrizo, arena y cal han ido edificando un nuevo concepto en la arquitectura: la eco-construcción, llamada así a aquella que busca mitigar la huella ambiental en el planeta.
En Oaxaca, desde hace poco más de 15 años se gestó Eco-Constructores, despacho que desde su origen apostó por la arquitectura de tierra, anteriormente conocida como vernácula. Ha ido por el rescate de las construcciones amigables con el ser humano.
En la localidad de San Pedro Apóstol los eco-constructores trabajan en un nuevo proyecto de rescate de vivienda. Marcos Ramón Sánchez dirige desde la elaboración de adobes hasta la pintura fabricada a base de tierra natural.
Un adobe tarda varios meses en quedar listo para su utilización. FOTO: Javier Jarquín
En el lugar, hombres y mujeres realizan la restauración de una vivienda de más de cien años que aún se mantiene en pie debido a que su estructura fue sustentada en adobe.
El grupo que dirige Marcos está integrado por estudiantes de arquitectura y arquitectos de España, quienes se encuentran interesados por este tipo de construcción que ha tomado auge.
Amelí es originaria de Mérida, Yucatán, pero desde hace tres años reside en España. Ella explica que en el viejo continente la construcción a base de adobe y materias naturales ha tomado gran importancia ya que permite una mejor conexión con sus habitantes.
“Las viviendas que hoy en día tenemos están edificadas con materiales autistas que no intercambian nada, por el contrario, te aíslan como en una burbuja de plástico o te dañan. Muchas toxinas de muebles, líquidos limpiadores, que en un edificio hermético no se transpiran, llegan a generar enfermedades a sus habitantes”, indica.
Adobe, la base
Restauración de una vivienda de más de 100 años. FOTO: Javier Jarquín
El día avanza y también la capacitación que ofrece Marcos. En la parte trasera de la vivienda ha sido preparada la mezcla para la elaboración de adobes en la reposición de aquellos que, por el paso de las décadas, deben ser renovados.
En una construcción convencional, el material demolido no es posible reutilizarlo, así que éste se convierte en cascajo o escombro que va a parar a los ríos o tiraderos. En las casas de adobe, en cambio, los bloques retirados son reintegrados a la mezcla y de nueva cuenta vueltos adobes.
En la técnica tradicional, Marcos toma una marca y la coloca en el piso. Dentro de ésta son volteadas dos paladas de mezcla y luego acomodadas de manera manual. Al quitare la marca el bloque de barro quedará expuesto a los rayos del sol por más de una semana hasta que pueda tener la firmeza para cambiarlo de posición.
Este proceso se repite una y otra vez hasta lograr más de un millar de adobes. El proceso llega a tardar hasta tres meses. La labor es cansada y ardua, pero se compensa con la durabilidad de la vivienda, pues mientras que la curva de vida del concreto es de 80 a 100 años, en el otro caso su uso llega a ser de más de 400 años.
Confort térmico
La curva de vida de una vivienda de adobe es de más de 400 años. FOTO: Javier Jarquín
El sol cae sobre San Pedro Apóstol. El viento corre sofocante, sin embargo, dentro de la vivienda de adobe el ambiente es fresco, cuenta con un confort térmico.
“Hay una relación entre el ser humano y la tierra. Estas casas se adaptan al ambiente que sus habitantes necesitan”.
De acuerdo con estudios científicos, la habitabilidad en una casa de tierra reduce impactos negativos a la salud. “Esto no es difícil verlo, basta ir a las comunidades y ver la longevidad de los habitantes quienes tienen casas de tierra, en las ciudades vemos que esto es diferente”.
“Estas casas siempre han existido. Las vemos en las localidades de todo el mundo, casas de piedra, de tierra, de lo que haya alrededor en un aprovechamiento respetuoso del entorno natural. La arquitectura ecológica sólo consiste en retomar lo que habíamos dejado atrás”.
APUESTA VERDE
50%
reducción de consumo de energía
40 %
reducción en consumo de agua
70 %
de los materiales pueden ser reutilizados
