Jesús Sarabia llegó a vivir hace 30 años al ejido Guadalupe Victoria, ubicado en la parte norte de la capital oaxaqueña. Desde entonces no cuenta con agua entubada, aunque el predial que anualmente paga afirma que habita en zona residencial.
Sobre aquella área catalogada como “selecta” corre la tubería de agua potable que sigue de largo hasta las populosas viviendas nacidas mucho después de la llegada de Jesús Sarabia y su casa construida en lámina y escombro, al igual que las demás empotradas en esa zona de la Segunda Sección del Ejido Guadalupe Victoria.
“Esto es no tener madre”, afirma molesto, colérico, apretando los diminutos ojos enarcados entre las arrugas de sus 77 años de edad.
El "sistema de agua entubada" fue dinero tirado a la basura. Nunca fue puesto a funcionar. FOTO: Javier Jarquín
Desde el gobierno de Heladio Ramírez (1986-1992) fue comprometida la introducción de agua entubada. Por esas fechas -recuerda - los habitantes de la colonia abrieron cepas para la colocación de la tubería. El proyecto se quedó sin concluir.
Muchos años después, en el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, la demanda volvió a revivir y se instaló un tanque de almacenamiento en lo alto de macizo rocoso para que el agua fuera distribuida por gravedad. El proyecto también fue abandonado.
El abandono ocasionó el deterioro del tanque y, ante la promesa de ahora sí dotarlos de agua en la recta final de la administración de Gabino Cué, los vecinos cooperaron 450 pesos cada uno para la rehabilitación de la construcción . El agua tampoco llegó.
Suministro sólo a través de pozos
El pozo, única fuente de abasto está disminuido a su mínimo nivel. FOTO: Javier Jarquín
La segunda sección del Ejido Guadalupe Victoria se ubica a no más de 20 minutos del Centro Histórico de la Capital, aun así, el acceso al agua para las familias que viven en la pobreza no está garantizada.
"Agua no tenemos" – afirma Jesús Sarabia. Su andar conduce hacia un pozo ubicado a diez metros de su vivienda en donde se abastece a alrededor de 30 familias. La fuente de captación es alimentada por los escurrimientos del cerro y del río cuando baja arrastrando todo tipo de basura- Yo me echo dos tres viajecitos a medio bote porque no aguanto más.
-¿Eso lo hace todos los días?
-¡Pues todos los días, que más! Todos los días hay que lavar trastes, lavar la ropa, hay que comer y beber- El hombre levanta con fuerza la pesada lámina que cubre el pozo disminuido a su mínimo nivel. El agua está 15 metros abajo debido a la falta de lluvia durante dos años consecutivos y contando.
-¿Y cómo la sacan?
-Con cuerda. La aventamos y jalamos. El pozo lo tenemos tapadito porque de esta agua tomamos. La hervimos porque tiene cortatripa. Eso sí, nos racionamos porque el agua debe alcanzar para todos. Unos sacan cuatro, cinco, hasta seis botes se permite para que alcancemos todos.
-¿Cree que les alcance el agua de este pozo para pasar lo que resta del estiaje?
-Pues quien sabe, nunca había estado tan bajo, si no alcanza, ni modo a comprar pipa los que puedan.
-¡Qué le parece! Viviendo tan cerca del centro de la ciudad no tener agua potable
-Así han sido muchos años. Mire la injusticia. Aquí pasa un tubo de seis pulgadas, pero no nos dan agua, esa agua va a la gente de allá arriba, a los del fraccionamiento Ejido Guadalupe, al fraccionamiento de Xochimilco, pero no para nosotros. "El agua no es para los pobres", acierta a decir.
A menos de 20 minutos del centro de la capital del estado, las personas aún acarrean agua de pozos, el acceso al agua está restringido por la pobreza. FOTO: Javier Jarquín
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), confirma que Oaxaca es la entidad con menor acceso al agua entubada. Un 14.5 por ciento de la población en la entidad se ven obligados a acarrear el líquido de pozos y ríos o la adquieren mediante la compra de pipas.
En el último caso, las familias que habitan en las colonias asentadas en los cinturones de pobreza de la capital pagan hasta siete veces más que las colonias del centro por el acceso al agua, sobre todo en la actualidad en donde, a consecuencia de la escases del vital líquido, su precio se paga en oro.
Pagan agua cara
A falta de agua hay que elegir entre lavar ropa o trastes. FOTO: Javier Jarquín
Efraín también llegó al Ejido Guadalupe Victoria hace 30 años. Cuando la fuente de abasto llega a su mínimo nivel o cuando es sumamente necesario, se ve en la necesidad de comprar agua a través de pipas y pagar por un tinaco de 1100 litros de 100 y hasta 150 pesos. El suministro les alcanza sólo para cubrir una semana de actividades de diez personas que moran en la vivienda.
Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una cantidad aproximada a 20 litros al día por habitante para cubrir las necesidades básicas de higiene y alimentos, en Oaxaca la marginación y pobreza obliga a las familias a sobrevivir con 40 litros de agua al día, en promedio, ocho litros por persona en el mejor de los casos.
La desigualdad en Oaxaca no sólo se refleja en el dinero que tiene una persona para vivir, también en el acceso al agua para su uso diario ensancha la brecha social.
En el corredor de la casa de Efraín, a la que se llega escalando sobre llantas colocadas como escaleras entre la empinada, hay cinco cubetas de agua extraída del pozo de abasto establecido en el lecho del río. Otras dos cubetas tienen agua ennegrecida captada de lluvia.
En casa habitan diez personas. Diariamente Efraín realiza hasta 6 viajes llevando sobre los hombros un “aguantador” de fierro que le permite a fuerza de su espalda cargar dos botes de 20 litros cada uno. “Esto apenas si nos alcanza para un día”.
Se calcula que en México, existen alrededor de 22 millones de personas sin acceso al agua potable; 9 millones de mexicanos carecen de acceso al líquido mientras que 13 millones lo reciben contaminado.
Los estados de la república que presentan mayores problemas en abasto de agua a su población son Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Veracruz y Puebla. Un grupo de la población en México que presenta grandes problemas de agua son los indígenas; pues de acuerdo con datos del Instituto de Estadística y Geografía (INEGI), cuatro de cada diez hogares indígenas no tiene acceso al agua.
