Junto al cerro de la mujer dormida, fue fundada en el año de 1450 la comunidad de San Miguel del Valle y cuentan sus pobladores que en estas tierras, la naturaleza resguarda una de las áreas naturales turísticas más importantes de la región.
Considerada como una puerta hacia la Sierra Juárez, esta comunidad inició con actividades ecoturísticas hace 10 años.
La comunidad, que se ubica en los límites del Valle Central y la Sierra Juárez, posee 16 mil hectáreas en su territorio y ofrece 8 mil metros de terreno para que los visitantes puedan conocer las maravillas que con el paso del tiempo formó la madre naturaleza.
Dentro de sus más de 20 puntos turísticos destacan dos miradores, un pedimento, un lago conocido como la Nevería y su famosa Cueva Iglesia.
En esta última zona todavía se esconde lo que podría ser una maravilla natural, relata Miguel López Hernández, uno de los tres guías voluntarios de la comunidad pues entre rocas y pinos, se hallan senderos y lagunas subterráneas que no han sido explorados.
A casi dos mil metros de altura, el frío viento y caminar entre altos árboles permiten olvidar los problemas que a diario se presentan en la ciudad.
Entre caminatas, paseos en bicicleta y lanchas los visitantes pueden ser testigos de la basta diversidad de flora y fauna que habitan la región.
Los paisajes naturales y las vistas panorámicas captadas desde diversas torres creadas ex profeso de 15 metros de altura y estructura de madera, pueden visitarse con vigilancia y si el clima lo permite ver paisajes incomparables, mientras que el avistamiento de venados y águilas cola roja, pueden sorprender a más de uno.
Para hacer de recorrido un viaje placentero la comunidad habilitó nueve cabañas que brindan hospedaje al viajero, cuatro en el área conurbada a la comunidad y cinco internadas en el bosque.
En esta temporada invernal es común ver el agua que escurre entre las piedras volverse hielo.
Aunado a ello la comunidad tienen su propia historia, cuenta con una iglesia construida en el siglo XVI, además de centros ceremoniales y tumbas, provenientes de la cultura zapoteca, que no forman parte de los catálogos existentes, pues sus pobladores han atesorado los hallazgos de vasijas y otros ornamentos que forman parte de su riqueza cultural, cuenta Miguel López Hernández guía voluntario de esta comunidad.
Aquí la principal actividad económica y por ende el único ingreso es la elaboración de tapetes de lana y bordado al que se dedican por igual hombres y mujeres.
Además el 80 por ciento de su población conserva el zapoteco como su lengua originaria.Para llegar a la zona ecoturística hay que recorrer un sendero que requiere una caminata de 60 minutos, después de llegar al pueblo que está ubicado a 37 kilómetros, 45 minutos de la ciudad de Oaxaca por la carretera federal 175, se debe llegar hasta Tlacolula de Matamoros, tomar la carretera que comunica Díaz Ordaz y recorrer 3 kilómetros más.
