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El tributo de Adán Paredes a los migrantes en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Cada una de las salas en las que está montada la exposición Anhelos extraviados, que el artista Adán Paredes (Ciudad de México, 1961) exhibirá a partir de mañana en Oaxaca remonta a una puesta en escena. La sugerencia es envolver al visitante en una travesía por el desierto, el contenedor físico en realidad es el Museo de los Pintores Oaxaqueños (Mupo).


Producida en su totalidad en el Taller los Alacranes, el cual fundó hace una década en San Agustín Etla, esta muestra implicó un trabajo colectivo -como todo proyecto en la cerámica- de oaxaqueños, algunos de los cuales también han migrado o tienen una experiencia cercana con ella.


Se trata de la producción que el artista contemporáneo exhibió el año pasado en el Museo de Arte de Sonora (Musas) por invitación el mismo espacio, producción realizada totalmente en Oaxaca y que tiene que ver con la toma de consciencia sobre el peregrinar, el migrar y el extraviar anhelos al dejarlo todo por perseguir el sueño americano.



La muestra se materializa como una puesta en escena de distintos modelos e instalaciones, que invitan al espectador a convertirse en un caminante del desierto. FOTO: Carina Pérez

Dejar atrás los viejos sueños


Cuando una persona emigra de su lugar de origen en busca de mejores oportunidades lleva consigo sus anhelos, los días multiplican las ilusiones y promesas que los soñadores persiguen con tal de conseguir un mejor futuro. Esa fue una de las premisas para producir esta exposición.


En Anhelos extraviados  la cerámica es el hilo conductor, la muestra se materializa como una puesta en escena de distintos modelos e instalaciones, que invitan al espectador a convertirse en un caminante del desierto.


La exposición consta de seis obras las cuales siguen los pasos de los migrantes en su viaje por el sueño anhelado, La bestia, compuesta de 22 maletas y baúles de metal y cuero, Caminantes, náufragos en el desierto, siluetas de barro, polietileno y base de metal, que muestran el paisaje crudo de este caminar.


El recorrido por la sala Rufino Tamayo que albergará hasta el mes de julio la obra de Adán Paredes continúa con la instalación titulada  Los niños perdidos, seguida de Disparos, la cual es una instalación metálica, balas de resina y casquillos de metal.



Comparte Adán Paredes sus anhelos extraviados con Oaxaca. FOTO: Carina Pérez

Al final de la sala 365 cráneos humanos de resina y barro y dos cráneos originales de venado se incrustan en la pared para mostrar El muro.


Una de las instalaciones principales es el  El último suspiro, la cuál muestra dos barcas colgadas del techo, 55 hilos de metal y 600 calaveritas de resina, obra que para el artista forma pieza fundamental de esta exposición.

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