Rodrigo León presenta en Oaxaca su exposición “Infinito presente”, una muestra que, al puro estilo de Malévich, muestra la constante lucha de la humanidad por enfrentarse a la paradoja de los opuestos y de cómo se tiene que relacionar con ellos. Se trata de un paradigma universalmente aceptado que trasciende el mundo de las ideas para tomar una forma especial.
Esta exposición, que podrá ser visitada hasta el mes de junio, se basa en una compleja relación de opuestos complementarios, pues una de sus principales herramientas es el uso de una paleta muy reducida con la cual busca crear ambientes crípticos y etéreos.
Cada entorno creado como habitáculo de sus personajes son suaves y amigables, visualmente complementarios de sus figuras centrales; utiliza la luz como un elemento sumamente importante de la composición, su uso va más allá del resplandor, como de un proveedor de tonalidades, ambientes y profundidad.
Las obras integran, por ejemplo, cráneos de diversos animales.
Las obras de Rodrigo León son una poderosa declaración sobre la vida y la muerte, el espacio y el vacío, la relación eterna entre el concepto y el objeto; una dinámica complicada y sencilla que resume nuestra existencia.
Colores y experimentación
En su obra, los colores son parte esencial, ya que estos los integra de forma intuitiva, sin racionalizarlos demasiado. Se trata de una acción subjetiva que parte de la experimentación y de la asociación de valores que les otorga a cada uno para ayudarse de ellos en esta concepción de contrastes.
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"Infinito presente" se muestra como la representación de lo material, lo palpable, lo maleable contra las ideas, la imaginación, lo intangible; pero no en un sentido de lucha de opuestos. Sus piezas sustentan de forma impecable esta idea y nos brinda escenarios que van de la abstracción hasta lo figurativo, todo al puro estilo de Malévich.
Se trata de un paradigma universalmente aceptado que trasciende el mundo de las ideas, para tomar una forma especial. FOTO: Abdiel Velasco
¿Sabías que?
En sus piezas se percibe claramente la diferencia entre el espacio utilizado y el espacio vacío; pero el vacío no solo como la ausencia de materiales, colores o figuras, sino como una conceptualización de oquedad que forma parte de la convivencia con lo existente.
