Prometen sorpresas y emoción

Señaló que es un evento que ha estado planeando bien donde habrá muchas sorpresas, por lo que pidió a los lectores de Noticias, Voz e imagen de Oaxaca, que estén muy pendientes de la programación que se tendrá para la realización del mismo.

Recordó que en la tercera edición se tuvieron como invitados especiales a personajes como: Coco Rojo, Mano Negra, a quien se le hizo un homenaje, Baby Richard, Halcón 68, Huracán Ramírez Junior, la Hija de As Charro, Kato Kung Lee, entre otros, haciendo un total de más de 40 invitados de la Ciudad de México.

Aclaró que ahora serán menos invitados, porque solamente será un día “anteriormente se había hecho los sábados y domingos; en esta ocasión vamos hacer homenaje a grandes leyendas de la lucha libre oaxaqueña; en la segunda edición se le hizo un homenaje al Monarca que tuvo una gran trayectoria a nivel nacional, tanto en el físico constructivismo como en la lucha libre”.

“También pienso reconocer a ciertos personajes de la lucha libre oaxaqueña que tuvieron su trayectoria y su momento y que ahora están siendo, de alguna manera olvidados, pero fueron parte fundamental de la historia de Oaxaca”, aseguró.

Reflexionó “no es obligatorio saber la historia de la lucha libre, tampoco de futbol, pero es importante saber de dónde venimos para tener presente al lugar al que nos dirigimos, ya que en el deporte se ha visto evoluciones e involuciones”.

Para Marín Huerta, la magia de la lucha libre es como una incógnita, “el respeto al personaje, al propio deporte, ese celo profesional”.

¿Quién es Marín Huerta?

Ezequiel Marín Huerta es uno de los personajes que forman parte de la lucha libre oaxaqueña, mejor conocido como “El Máscaras”, luchador, artista cultural, vendedor, promotor, diseñador de máscaras y equipos, sobre todo, amante de la lucha libre.

Originario de la población de Santiago Chazumba, perteneciente al distrito de Huajuapan de León, el cual se enamoró del deporte de los costalazos desde su juventud, primero como aficionado desde los 14 años y se adentró más en este deporte cuando se fue a estudiar a la Universidad Autónoma de Chapingo, en el estado de México.

Su primera máscara la obtuvo en los juegos en los que se tenía que llenar una plantilla, “eran de esas que ahora nuevamente estoy comprando, que son de colección, eran como de esas bolsas de plástico y que traían estampado el dibujo del luchador”.

Por medio de un compañero de la escuela de Chapingo, que le decían “El Don”, porque ellos tenían 15 años y él tenía 35 e iban en primero de preparatoria, siendo que esa persona era luchador y lo invitó a luchar, por los límites de Texcoco, donde dio los primeros pasos de este bello deporte.

Los viernes se trasladaba a la Arena México, donde se compraba una máscara. “logré hacer una pequeña colección de máscaras de esponja, eran como 12 o 15”.

En Chapingo estuvo dos años, ya que después se fue a la vocacional número siete del Instituto Politécnico Nacional (IPN), “ingresé al equipo de lucha olímpica y pues era más fácil estar en el medio, porque estaba en la Ciudad de México”.

Venta de máscaras

Fue en el 2001 cuando empezó a vender máscaras, “me pidieron comprar material para mis estudios, como única opción que tenía era vender mi colección de máscaras, aunque en aquel tiempo elaboraba tatuajes de Henna en el tianguis popular del Chopo, vendí como cinco y de ahí hice mi negocio”.

Recordó “había gente como mi amigo Noé y el Mortón que habían vendido máscaras, era de manera ocasional, pero yo fui el primero que vendió máscaras de lucha libre de manera más formal y también coincidió que en ese momento estaba de música la música surf, el señor Bikini y Los Acapulco y Los Exquisitos, estaban pegando fuerte”.

Aprende a hacer máscaras

Posteriormente, el señor que vendía las máscaras le dijo que le podía enseñar a hacerlas, “no me enseñó, pero si me regaló dos moldes y de ahí empezamos; no propiamente empecé haciendo las máscaras sino playeras y conocí a doña Guadalupe que elaboraba y vendía playeras en la Arena México”.

Las playeras eran con la máscara del luchador cosidas con vinil, pero las hacía muy chicas, “creo que usaba el mismo molde de la máscara del luchador; lo que yo hice fue como hacer más grandes los moldes para que abarcara más a la playera y ponerle las orejitas del Santo en la manga o lo que llevara otro luchador, como los corazoncitos de Mil Máscaras”.

Fue así como en el 2003 empezó a vender sus playeras de manera comercial en el Chopo, La Lagunilla, La Alameda, y el Zócalo de la Ciudad de México.

En aquel entonces eran contados los mascareros, “estaba el señor Bucio, Martínez, Flama Roja: las redes sociales no eran socorridas como los son ahora y era más difícil, en Monterrey estaba el Pony, en Toluca los Canales”.

También era difícil el conseguir materiales, “no te decían dónde encontrarlos, no te asesoraban; en una ocasión un luchador me llevó con la familia Bucio para que me vendieran un pedazo de material, para una máscara para él, pero me batearon, y como es la vida, ahora un amigo con el que vendo piezas para tapas y equipos, me llevó con la familia Bucio y ahora yo les voy a surtirles de material a ellos”.

A Ezequiel o el “Máscaras” se le puede encontrar junto a su familia integrada por su esposa, Dayana Vásquez Arrazola y sus dos pequeños hijos: Matías Ezequiel y César Francisco de apellidos Marín Vásquez, en las diferentes arenas de la ciudad de Oaxaca de Juárez y en los municipios conurbados que presentan este rudo deporte.