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Con el coraje de vivir: Ángel Román, comandante de Oaxaca, que sobrevivió de milagro ante un atentado. Le dispararon en la cabeza

Foto(s): Cortesía
Julio César Sánchez García

A pesar de que a Ángel Román Delgado Juárez le quisieron arrebatar la vida, él ha logrado sobrevivir a pesar de las envidias, traiciones y malos ratos, gracias al esfuerzo y voluntad de su madre y hermanas.
 


ANTECEDENTES


El primero de junio de 2004 falleció el comandante Cipriano Delgado Hernández, por lo que, por su gran trayectoria que tuvo en Tránsito del Estado, le delegaron el cargo de comandante de motociclistas a su hijo Ángel Román Delgado Juárez, lo cual incomodó de cierta forma a la mayoría de elementos, ya que en aquel entonces, tenía 28 años de edad.
 


LA PESADILLA


El dos de agosto, quedó marcado en la memoria de la familia Delgado Juárez, cuando Ángel Román, en aquel entonces, perito oficial de Tránsito del Estado, tenía que hacer un depósito de 160 mil pesos en la Secretaría de Finanzas, por lo que acudió con los hombres de confianza de su padre, entre ellos Fernando Mata, para que lo apoyaran


 




Apoyado por su familia sigue su vida Ángel Román Delgado Juárez. FOTO: Julio César Sánchez García

 


Sin embargo, por un recibo, no pudo realizar el pago, por lo que regresaron a buscarlo en su oficina, pero al regresar a la dependencia en cuestión, ya habían cerrado la ventanilla.


Aproximadamente a las 19:00 horas, se dirigió a un restaurante ubicado en Santa María El Tule, “La Cabaña del Ángel”, donde la propietaria le dijo que ya no tenía nada para comer, y él le dio una receta para que le preparara un pedazo de cecina.


Fue cuando vio que  su chófer Fernando Mata, se salió y le dijo que no se le despegara, porque tenía la maleta con el dinero que tenía que depositar al otro día en la Secretaría de Finanzas.


De repente, escuchó que se estacionaron dos vehículos, y entraron cuatro personas, los cuales le pidieron gasolina para su vehículo.


Después uno de ellos le dijo, “jefe, te vas a tomar unas cervezas con nosotros”, sin embargo, Delgado Juárez le dijo que le tenía respeto a su uniforme, fue que un hombre corpulento se puso atrás de él y lo sujetó y le dijo “a mi jefe no se le desaira”, y le quitó su pistola de cargo.


Después vino el disparo y quedó tendido en el piso.
 


EL MILAGRO


Al llegar su madre al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), después de estar preguntando sobre la vida de su hijo, le dijeron que nada más viviría un par de horas y al estar frente a él y verlo lleno de sangre pidió que lo limpiarán y le mencionaron que cuando muriera le harían el baño completo.


Una enfermera les aconsejó que buscaran al doctor Díaz San Juan; eran las tres de la mañana cuando otra les señaló al médico que buscaban, por lo que corrieron tras de él y le pidieron que fueran a ver a su familiar que estaba luchando por su vida.


Al enterarse de quién se trataba, el médico les dijo que por él no había nada que hacer, por lo que, la madre, suplicante le rogó que lo salvara y el profesionista le contestó que había un torrente sanguíneo destrozado en su cabeza e iba a morir.


 



El comedor La cabaña del Ángel, donde se suscitaron los hechos.

 


Por lo que, le prometió que le pondría una cánula para que drenara la sangre, pero que no había esperanzas de que sobreviviera, sin embargo, le explicó que no lo podría hacer en ese momento ya que había realizado tres operaciones, por lo cual ya no tenía pulso.


Le recomendó que le hablara a las siete de la mañana del siguiente día, por lo que, ella se quedó tranquila, y al siguiente día fue operado su hijo.


A los dos meses, fue desconectado, ya que tenía hemorragia de garganta, por lo que la llamaron los médicos para decirle que era increíble lo que estaba viviendo con su hijo porque era algo fuera de serie, pero tenía una hemorragia interna de tanto aspirarlo cuando se estaba ahogando y lo iban a desconectar.


Le dijo que si quería salir para que él muriera tranquilo, y ella le dijo que estaría hasta el último momento con él y ver el instante en que cerrara sus ojos, y lo puso en manos de Dios, entonces, su hijo empezó ahogarse con su propia sangre; una de sus hijas metió una manguera pequeña de uno de los aparatos en la garganta de su hermano y empezó a chupar la sangre y a depositarla en un pequeño frasco.


Fue en esos momentos en que llegaron con una camilla para sacarlo, porque supuestamente ya había fallecido, por lo que, salieron ya que  pensaron que faltaba poco para que la muerte llegara por él.


De nueva cuenta regresaron y vieron que estaba vivo todavía; llegó el otorringolaringolo quien en su opinión dijo que se le tenía que poner una cánula en el cuello, para que por medio de ella respirara, pero que era difícil porque era de cuello corto y al operarlo, quedaría en sus manos, pero ella le pidió que lo hiciera.


 


UNA TARDE TERRIBLE


A las dos de la tarde lo subieron a quirófano, pasaron las horas y no recibían noticias de cómo había estado la operación.


La angustia se hizo horrible al enterarse que habían entrado tres a operación, y le dieron la noticia que había muerto uno de ellos, al preguntar a una de las enfermeras ésta mencionó que aún no tenía información.


Al subir a la habitación de su hijo, él estaba ahí acostado, vivo, por lo que el enfermo de a lado le dijo que desde dos horas antes lo habían subido.


 


¿Y LOS DELINCUENTES?


Al principio, trataron de aparentar que se trataba de un intento de suicidio, y que él se había dado el balazo ya que en ese día  su padre Cipriano Delgado Hernández, cumplía 40 días de fallecido, por lo que, sus compañeros dijeron que estaba deprimido.


Sin embargo, él era quien inyectaba de valor a su familia.


La dueña del restaurante Minerva dijo ante las autoridades que él se trató de suicidar, cuando no fue así.


Supuestamente el balazo se lo dio un concesionario de nombre José María  G. P., esto, porque Delgado Juárez había instalado un operativo en El Retiro, ya que ahí se registraba mucho colectivo pirata, por lo que retuvo a tres taxis remarcados.


Un sábado antes de los hechos se presentaron unos sujetos, tiraron la malla del encierro estatal  y sacaron los vehículos.


Días después José María G. P. lo fue amenazar de muerte porque se había metido con él y con sus intereses, por lo que se iba a morir.


Los hechos no se esclarecieron, aunque José María G:P, fue a buscar a los familiares de Delgado Juárez, para que no apareciera como uno de los sospechosos de los hechos sangrientos.


 


La cicatriz que dejó el balazo. FOTO: Julio César Sánchez García

 


ASESINAN A JOSÉ MARÍA


El sábado 30 de octubre del 2010 José María González Porras, quien iba acompañado de Jesús Rubén M. M., cuando fueron ejecutados al caminar por el atrio del templo de Santo Domingo de Guzmán.


Fue aproximadamente a las 13:20 horas, justo donde se forma la esquina por la intersección de las calles de Macedonio Alcalá o Andador Turístico y la breve calle de Gurrión, fueron alcanzados por las balas de dos armas de fuego que fueron disparadas a quemarropa .


Los sujetos esperaban a sus víctimas bajo las palmeras plantadas sobre una de las calles aledañas.


Los sicarios se aproximaron sigilosamente a sus objetivos, quienes aparentemente habrían salido de uno de los cafés cercanos o de la plaza comercial localizada en la zona, después de tener una reunión en la que las dos víctimas habrían discutido airadamente, por lo que durante su caminar no se percataron de la presencia de los homicidas, hasta que se presentó la balacera y cayeron abatidos.

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