Isela Sedano
“Soy un camino de aprendizaje, me descubro en cada forma, en cada color, en cada imperceptible línea. Me fundo en mi banco genético, grito al viento la voz de mi cosecha”.
En muy pocos lugares del mundo, la pintura que gira en torno al nahualismo adquiere tal dimensión estética, como en Oaxaca. Los trabajos de la pintora y escultora oaxaqueña Judith Ruiz, son la muestra palpable de una circunnavegación artística que asimila, transforma y pondera códigos antiquísimos.
Su pintura se apropia y abreva de esta poderosa cantera de misticismo que aún es parte de la cosmovisión de los pueblos sureños de México y mediante los sistemas del arte nos ofrece una versión de profundas identidades.
Esta exposición, sin embargo, abre una gama de posibilidades temáticas, aunque parte de inquietudes notables de la artista.
En la exposición montada en la Galería Cuatrosiete, además de pintura, encontramos escultura en cerámica e instalación; las ideas transitan a través de la obra, mientras nos envuelve el aroma terrestre de una herencia compartida.
Dicen que el arte es un huevo hiperbólico que ha nacido de la matriz de Eva. Lo cierto es que más allá del guiño literario, el arte es una profusa vena que pretende algo más que la reproducción de la belleza.
Puede tener intenciones formales, poéticas y experimentales en diferentes dosis, por mencionar solo unos ingredientes.
En "Cuidadores y Nahuales" se logra que la constante sea el hábitat o la magnitud atmosférica y multiforme de las imágenes, del tiempo que se disfruta del color y sus pormenores (su estabilidad armónica, los diferentes tonos, la compleja estabilidad de la luz en algunas obras, etcétera.).
Encontramos también diversos planteamientos tejidos de tal forma que determinen la realidad objetiva por un lado y por otro la subjetivizan; es decir, nos transmiten emociones. En algunas pinturas identificamos ciertos animales, mientras que en otras debemos interpretar las intenciones de la autora a partir de composiciones alegóricas, lo que establece un interesante juego de vasos comunicantes.
Este recurso expresivo logra un eficaz conjunto porque une las vértices de lo visual con los argumentos.
Judith Ruiz forma parte de la colección de la Fundación Pascual; su trabajo fue seleccionado para la imagen de las exposiciones “México: altar de Muertos” 2019, carpeta gráfica presentada en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y “107 testimonios”, arte empoderando a la mujer 2018 con sede en el “Museo Universum” y “Museo de Luz”, México.
Participa activamente en las ediciones de la “Ruta Escultórica” Oaxaca. Integra diversos colectivos con significativas participaciones en el Instituto Nacional de Bellas Artes, Museo de la Ciudad de México, Teatro de la Danza “Guillermina Bravo” en el 25 encuentro internacional y el 20 Iberoamericano de mujeres en el arte.
Su obra se ha presentado en exhibiciones en México, Estados Unidos, Amsterdam (países bajos) y Holanda.
Actualmente trabaja pintura al fresco y escultura en metal donde muestra un gran desarrollo tanto técnico como conceptual, que se ha vuelto patente en sus últimas exhibiciones partiendo de una influencia precolombina y pasando por un abstraccionismo lírico.
Pues bien, ella es la talentosa artista plástica Judith Ruiz, que con su pintura, escultura y cerámica nos lleva de la mano por el arte, la magia y la imaginación, para adentrarnos en una zona interior que solo las formas, los colores y los trazos conocen, en su exposición "Cuidadores y Nahuales".
