Paul Cohen, el músico de EU que escogió a Oaxaca para ser padre | NVI Noticias Pasar al contenido principal
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Paul Cohen, el músico de EU que escogió a Oaxaca para ser padre

Músico
Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

Paul Cohen (1953, Nueva York) es un artista que se avecindó en Oaxaca desde hace tres décadas. Vivió su infancia en Nueva Jersey y creció jugando basquetbol. Amó los deportes antes de amar la música y cuando lo hizo, ya no la soltó. Su camino se cruzó con una de las voces más famosas de Latinoamérica y con ella se aventuró hace 14 años a la búsqueda de hacer crecer su familia. Hoy es padre de dos hijos y sus raíces están bien plantadas en Oaxaca; desde aquí hacia el mundo.

Sí, es un papá famoso, pero no lo presume. Sencillo, de andar relajado, tenis, suéter y gorra, llega a Humito, caminando desde su casa, que se localiza a unos pasos. Es una tarde lluviosa, sube las escaleras de piedra y rodea unas jardineras que protegen dos viejos árboles: una palmera y un pirul. 

 

Este espacio tiene tanto su alma como la de su esposa y cómplice puestas en cada concepto, cada uno de los cuales han cuidado a detalle. En la parte de arriba hay un sitio al que dedicó especial atención, el Foro 8 temblor, un espacio cultural abierto a las músicas, el cual vio la luz tras el confinamiento. 

Pide un café americano y sonríe. Sin ocultar su acento norteamericano, habla acompasado con la lluvia, en voz media y fluida. Frente a él tiene una ventana desde la que se puede mirar una parte de la ciudad, en la Panorámica del Fortín, una de las colonias más populares de Oaxaca.

-Paul, ¿cómo tomaste la decisión de ser padre?

-Lila y yo quisimos tener hijos hace 14 años, aunque por la vía biológica no pudimos. Así que comenzamos el proceso de adopción y llegó Benito, un regalo de la vida. Luego recibimos como papás adoptivos a Vanessa. Los dos son bendiciones de la vida, para ambas partes, tanto para los niños, como para nosotros. 

-¿Cómo cambió tu vida? ¿Cómo fue compaginar espacios para la creación, ensayos y una agenda saturada?

-No ha sido difícil. Son periodos en la vida, creo. Siendo artistas decidimos no tener familia antes, por la batalla de la carrera, porque al inicio, siendo artista, no tienes la estabilidad necesaria. Así que cuando tuvimos la fortuna de lograrla, quisimos abrir nuestro espacio a otros seres humanos que son los niños.

“Tenemos la fortuna de tener algún apoyo. Ser padres es cuestión de recibir y dar. Los niños te dan otra energía. En mi caso, como soy mayor, tener mis hijitos es un reto. Mucha gente a mi edad ya se está empezando a jubilar y yo estoy aún en la carrera de ser papá”. 

-En este momento, ¿qué consideras que es importante que tus hijos tengan claro?

-La idea es darles un lugar en el que ellos puedan expresar lo que quieran. El mundo ha cambiado bastante. Es verlos sin prejuicios y averiguar en qué uno los puede apoyar y también exigir, que si van a hacer algo, que lo hagan con disciplina y seriedad. Aunque ellos aún están chiquitos, no han entrado en la adolescencia. 

“Vane tiene 5 años y Benito acaba de cumplir 12. Beni es tranquilo y muy simpático. Vane es más fuego. Con los dos ha sido una aventura, una bonita. Claro, hay retos, hay cuestionamientos que uno se hace como papá, como: ¿qué puede uno hacer mejor? o ¿estoy haciendo lo necesario? En general estamos tranquilos y contentos”. 

Echó raíces en Oaxaca

Paul Cohen comparte que él vivió una infancia feliz, a pesar de venir de una familia dividida por un divorcio. Es el segundo de tres hijos. Salió de su casa a los 18 años y se inscribió para estudiar artes plásticas, en Nueva York. Y un día, cuenta, vio en la calle a unos malabaristas y decidió que él quería dedicarse a eso. 

“Así que me entrené. Fui cirquero durante siete años y comencé a viajar, aunque siempre tuve la inquietud de tocar algo de música en un circo en el que trabajaba en París. El momento llegó, cuando trabajé como payaso malabarista en un circo que tenía una banda y entonces conseguí un sax y comencé a darle. Empecé muy tarde en la música, casi a los 30 años, pero le di mucha disciplina”. 

Hace 28 años llegó a Oaxaca y antes de decidir echar raíces aquí, hizo lo que le llaman el sendero del gringo. “Sí, conocí Oaxaca antes de decidir vivir aquí, en un viaje por México y Guatemala. Yo estaba trabajando en un circo en los Estados Unidos y un payaso me dijo que viniéramos a México a hacer teatro callejero, así que vine. Hicimos la ruta que le llamamos el gringo trail. Años después volví y comencé a hacer música aquí y por fortuna conocí a Lila en un grupo de trova; fue entonces cuando comenzamos el proyecto y aquí estamos”.

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