Pasar al contenido principal
x

Miscelánea: Exilio y ocaso del Soldado de la Patria

mural
Foto(s): Cortesía
celestemtorresrojas

El exilio

El general Díaz abandonó sigilosamente la casa solariega de Cadena 8 y abordó, en compañía de su esposa, el Mercedes negro que lo esperaba en la penumbra. Era la noche del 25 de mayo de 1911, horas después de haber presentado la renuncia como presidente de los Estados Unidos Mexicanos. En otros autos, se acomodaron Sofía y Luisa Romero Rubio junto a sus esposos; Porfirio Díaz Ortega, “Porfirito”, con su esposa e hijos, una cocinera, un valet y un ayudante militar.

Los acompañaba una escolta reducida al mando de Victoriano Huerta. En San Lázaro, subieron a un tren con destino a Veracruz.

Permanecieron en esa ciudad, hasta el 31 de mayo; por la tarde, don Porfirio salió del chalet donde se hospedaron y avanzó hacia el malecón para abordar el vapor Ypiranga que, después de una travesía de 24 días, llegaría a Francia, punto final de su travesía.

Las crónicas de ese tiempo, narran que el general oaxaqueño, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, cruzó lentamente el muelle, del brazo de doña Carmelita Romero Rubio; iba muy serio, enfundado en un traje blanco.

En el Muelle Sanidad, se reunieron ancianos, niños, hombres y mujeres, militares y civiles, de todas las clases sociales, para despedir al héroe militar de la Reforma, que ya tenía 80 años de edad y estaba enfermo.

Antes de subir la rampa del buque, don Porfirio se despidió de la guardia que lo acompañó hasta ese puerto, abrazó a Huerta y dijo, casi en susurro: “Guardo este recuerdo en lo más íntimo de mi corazón y no se apartará de mí mientras yo viva”.

Cuando el general y su familia ya estaban a bordo, la Banda de Guerra del 23 Batallón de Infantería, hicieron restallar las notas marciales del Himno Nacional. En el rostro curtido del general brillaron unas lágrimas.

Después, la sirena del barco rasgó la tarde; se soltaron amarras y muy lentamente, el buque de vapor comenzó a distanciarse del muelle.

En el rompeolas del sureste, se veían manos y pañuelos que se agitaban en el aire.

El general quedó solo en cubierta, aferrado al barandal, hasta que dejó de ver la costa mexicana. En su memoria se agolpaban los recuerdos: Oaxaca, México, victorias y derrotas, tanta sangre derramada. Atrás quedaba la patria y su vida entera. El viejo guerrero sintió que las olas mecían al Ypiranga, al ritmo del vals compuesto por su compadre Macedonio Alcalá. En esos instantes, de alguna manera, lo consolaron los versos que intuyó o predijo, y que se escribirían 39 años después: “Voy a dejar las cosas que amé, la tierra ideal que me vio nacer…”.

El ocaso

Llegados a París, los Díaz rentaron un departamento en la Avenida Foch, cerca del bosque de Boulogne que le recordaba a don Porfirio las maravillas de Chapultepec.

Mediante publicaciones, correspondencia de sus leales y visitas de compatriotas, Porfirio Díaz estaba enterado de lo que sucedía en su lejana patria. Supo del triunfo electoral de Francisco I. Madero, del golpe de Estado de Huerta y el posterior asesinato del Apóstol de la Democracia, junto al vicepresidente. Ha trascendido que cuando se enteró del asesinato de Madero y Pino Suárez, el general comentó: “Cuánto siento esta muerte. Después de este crimen auguro días tristes para México.”

En París, la familia realizaba largos paseos y visitas a distintos lugares de esa ciudad que los fascinó. En una de esas salidas, el general llegó al Museo de Los Inválidos, famoso por albergar la tumba del emperador Napoleón Bonaparte. Allí fue recibido por el general Gustave Léon Niox, director del recinto, quien le ofreció desenvainar la famosa espada que Bonaparte portó en la Batalla de Austerlitz. Al rehusarse Díaz por “no ser digno de ello”, Niox le respondió: “Desde la muerte del Emperador, nunca ha estado en mejores manos”.

Durante su estadía en Europa, la familia Díaz recorrió varios países del viejo continente; sin embargo, don Porfirio siempre volvía en sus recuerdos a México.

Sus últimos días transcurrieron recordando a su madre y preguntando cuándo podría regresar a Oaxaca. Sus pensamientos vagaban en meandros de su propia historia y siempre aparecía en su conciencia la querida Oaxaca, tierra suya y de sus padres. Recordaba el mesón familiar, el taller de herrería paterno en el mismo solar, la basílica, la Hacienda La Noria, donde inscribía los rostros de su madre, de Félix y de su esposa Delfina.

El 2 de julio, "la palabra se le fue acabando, escribió Martín Luis Guzmán. Parecía decir algo de La Noria, de Oaxaca. Hablaba de su madre: Mi madre me espera... A las dos de la tarde ya no pudo hablar. A señas... procuraba hacerse entender. Se dirigía casi exclusivamente a Carmelita... ¡Ah, sí, La Noria! ¿Oaxaca? Sí, sí. Oaxaca, en Oaxaca. Allá quería ir a morir y a descansar”.

A las seis y media de la tarde del 2 de julio, a sus 84 años de edad y acompañado por su esposa y su hijo Porfirio, falleció en París, lejos de su “rincón de sueños y flores”. Fue sepultado de manera provisoria en una iglesia parisina, ya que su familia, de acuerdo a lo pedido por el general, tenía la intención de traerlo a México. Ante la imposibilidad de hacerlo, por múltiples razones, en 1921 sus restos fueron exhumados y alojados en el cementerio de Montparnasse, donde reposan junto a otras y otros muertos ilustres.

A pesar de los varios intentos de volverlos al país, sus despojos mortales todavía permanecen allí. Al ser consultado al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó: “Si se traen los restos de Porfirio Díaz, que no lo vería mal, sería justo también traer los de otros revolucionarios que lo enfrentaron; sería parte de la reconciliación de los nuevos tiempos del país”.

Quizás, algún día, sean repatriados los restos del Soldado de la Patria y traídos a la Basílica de La Soledad, acá en Oaxaca, donde “Muere el sol en los montes, con la luz que agoniza…”.

MEMENTO

6 de julio de 1840: Nace José María Velasco, pintor mexiquense quien destacó como uno de los más importantes paisajistas de la historia de México.

7 de julio de 1859: En Veracruz, el Presidente Benito Juárez anuncia a la nación las Leyes de Reforma, en las que se incluyen la Ley de Nacionalización de los Bienes del Clero, la Ley del Matrimonio Civil y la Ley Orgánica del Registro Civil.

7 de julio de 1867: Antonio López de Santa Anna es aprehendido en Veracruz y deportado.

8 de julio de 1914: Se firma el Pacto de Torreón por el que se acuerda que villistas y carrancistas celebrarán una Convención para definir la fecha de las elecciones y formular el programa de gobierno de la Revolución.

9 de julio de 1894: Muere Juventino Rosas, músico y compositor guanajuatense, autor del vals "Sobre las Olas".

10 de julio de 1519: Hernán Cortés notifica al rey Carlos V de España, haber constituido el ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz.

10 de julio de 1879: Nace Heriberto Jara, militar y político mexicano, quien fue diputado en el Congreso Constituyente de 1916-1917, gobernador de Veracruz en 1924 y fue el primer secretario de Marina en 1940.

11 de julio: Día Mundial de la Población.

11 de julio de 1863: La Asamblea de Notables del grupo conservador, entonces llamados “Los fifís”, vota a favor de establecer una monarquía en México.

12 de julio de 1859: Desde Veracruz, el Presidente Juárez emite la Ley de Extinción de Órdenes Monásticas y Bienes Eclesiásticos.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.