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El lector furtivo: Lugares comunes

libro_con_corazones
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

Iniciaré, para abreviar y entrar de lleno al ajo, con un par de ideas que encontré en el portal significados.com:  "Un lugar común es una frase, expresión o idea que, debido a su frecuente uso, se ha vuelto trivial o se ha desgastado, perdiendo significación. Los lugares comunes resultan cómodos, los usamos como muletillas, pero reducen la capacidad de comunicar y ponen de manifiesto la falta de ideas propias”.

Por supuesto, habrá que aclarar que los lugares comunes no nacieron siéndolo, adquirieron esa categoría a lo largo del tiempo en los que prevaleció su uso, aunque, prácticamente, decir lugar común implica algún tipo de abuso.  

Los lugares, en retórica, más que categorías son puntos de partida y como tales, son relativos, pudiendo encontrarse en cualquier sitio a lo largo de la historia de la literatura. Antes de ser comunes, estos lugares innovaron, transformaron, inventaron y descubrieron novedosas posibilidades de expresión. Al respecto, el filósofo Richard McKeon dice: "las innovaciones ampliamente conocidas aceptadas y establecidas se convierten a su vez en lugares comunes que proveen circunstancias y temas para nuevas innovaciones".

Entre las expresiones poéticas a las que estamos expuestos día con día, se encuentran las letras de las canciones populares. Estas nos permiten ver el lugar común como un fenómeno de la creatividad, mismo que requiere de la participación de distintos agentes. Los primeros son los innovadores que crean y proponen géneros y tópicos; en segundo lugar, llegan los consolidadores que llevan a su punto máximo el género y por último los que imitan y repiten los recursos creativos hasta desgastarlos y hacer necesaria una renovación.

Es cierto que un manojo de versos robados, llenos de lugares comunes, son bien capaces de conmover si se ponen (literalmente hablando) en las manos de una persona sensible, sobre todo si esta es blanco o depositaria de nuestros afectos, entiéndase por ello: un amor, un amigo o un familiar, pero hay que tomar en cuenta que muchas veces no son los versos en sí mismos, sino el detalle, lo que resulta conmovedor.

Cuando nos lee una persona desconocida, sea sensible o no, esta será ajena a ese contexto y leerá simplemente lo que hemos escrito. Además, este lector hipotético no tiene obligación alguna de sentirse conmovido por el detallazo que tuvimos de haberle escrito unas palabras.

Por supuesto, en la actualidad, el uso literario del lugar común es perfectamente válido, pero siempre buscando algún tipo de resignificación contextual. Estas se inclinan por el humor, la contrastación, la refutación o la ironía. El uso profuso de lugares comunes, sin llevar a cabo esta recontextualización, es uno de los distintivos de la literatura de aficionados porque denota importantes limitaciones referenciales, técnicas y creativas.

Por último, hay que decir que la creatividad por sí misma puede convertirse en otro vicio, si se aleja sistemáticamente de lo convencional, lo heterodoxo y lo conocido e insiste abusiva e innecesariamente en la innovación y la rareza. Richard McKeon nos dice que la creatividad misma, puede ser un lugar común.

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