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El anhelo de Sofía

Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Fausta Ibáñez Ríos

La puerta de la escuela se mantenía cerrada casi todo el tiempo, únicamente se abría cuando un hombre daba paso a los niños, luego la volvía a cerrar. Sofía miraba escondida desde su casa, por las rendijas de la puerta. Los alumnos llegaban muy temprano, permanecían dentro de la escuela durante algunas horas; ella no sabía exactamente cuánto tiempo transcurría. Se asomaba cada vez que podía ante el menor descuido de su madre que la mantenía vigilada al tiempo que la introducía en la enseñanza de los quehaceres de la casa. En repetidas ocasiones le decía que era exigente con ella para que su esposo la tratara bien el día que llegara a casarse, pues las mujeres que no aprendían de pequeñas sufrían mucho, que los esposos las mal miraban y, a veces, tenían que pegarles para que aprendieran.

Sofía aprendía con entusiasmo, pues le encantaba pasar tiempo con su madre; sin embargo, a ella le inquietaba una interrogante ¿por qué las niñas no podían entrar a la escuela? En algunas ocasiones le preguntaba a su mamá si ella había entrado alguna vez. Su madre le contestaba que esas eran cosas de hombres, que las mujeres no tenían cabeza para la escuela y que habían nacido para tener primero esposo, y luego hijos. Por eso le enseñaba desde pequeña para que cuando creciera fuera buena esposa y buena madre. Sofía escuchaba esto con frecuencia, no solo de su madre, también de sus abuelos, de sus tías, y eso la ponía triste pues estaba obstinada en conocer lo que había dentro de la escuela y, sobre todo, qué enseñaban. Continuaba sin entender por qué no podían entrar las niñas, De pronto le parecía tan absurdo, ¿Por qué lo que les hacía bien a los niños hacía daño a las niñas?

Sofía estaba por cumplir los nueve años, y su madre cada año daba a luz a un nuevo hijo: estaba Juanita, María, Justina y Petra. Cada vez que nacía otra hermanita perdía la esperanza en conocer lo que había dentro de la escuela, pues ella se ilusionaba e imaginaba que si tuviera un hermanito, seguramente en algún momento de descuido se metería en la escuela con el pretexto de buscarlo y por fin descubriría secretos.

Continuará el próximo sábado…

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