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El lector furtivo: Mezcal, un espirituoso artesanal de clase mundial

Maguey
Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Rafael Alfonso

 

Existen tres rasgos culturales que caracterizan a Mesoamérica: el primero es el maíz como base de la alimentación; el segundo, el uso del  calendario ritual; y el tercero, el uso del maguey y todos los productos que de él derivan.

El descubrimiento de unos hornos de gran antigüedad con restos de maguey cocido en la zona arqueológica Xochitécatl-Cacaxtla, Tlaxcala, abrió la posibilidad de plantear un origen prehispánico a una de las expresiones culturales más importantes de México, la producción y consumo de mezcal.

Hasta ese momento, cualquier proposición lógica y seria apuntaba a que toda producción de destilados en América era posterior a la llegada de los españoles. El hallazgo le cayó como anillo al dedo a quienes, sobre todo por razones turísticas y comerciales, siempre han buscado endilgarle un origen ancestral a la que también han osado llamar “bebida de los dioses”.

Como finalmente la idea es vender, alrededor del mezcal se han tejido una serie de mitos -como el mito renovado del origen prehispánico- destinados a entusiasmar al posible consumidor, cada vez más cosmopolita y global. Recuerdo que hace tan solo unas décadas, el mezcal era denostado como bebida vulgar, de pueblerinos y de teporochos, muy lejos del auge comercial y el aura de prestigio que tiene hoy día.

Fue necesario, y no poco tuvieron que ver los intelectuales en ello, aprender a apreciar la alta calidad del mezcal y las muchas cualidades inherentes a su producción artesanal y orgánica. En cuanto a la literatura del mezcal no faltaban loas, poemas y ficciones; "Bajo el volcán", de Malcolm Lowry, puso la bebida en la escena internacional. Por otro lado, las instituciones académicas y gubernamentales arrojaron gordos volúmenes repletos de datos técnicos, muy necesarios, por cierto, pero difíciles de degustar por el público que no fuera experto en investigación. Con menos rigor vieron la luz también libros que, regularmente asociados a alguna entidad empresarial, estaban destinados a promover el consumo de una marca en particular.

Otra de las promociones inherentes al mezcal es el evidente protagonismo de Oaxaca, señalada como cuna y propietaria exclusiva de la denominación de origen, lo cual es un mito más (como aquel que dice que no provoca cruda). Bajo este estado de cosas, hacía falta un libro que proporcionara información veraz, objetiva y bien fundamentada; así surgió "Mezcal. Un espirituoso artesanal de clase mundial" (1450 Ediciones 2019), de Domingo García. Su autor reúne un perfil idóneo para la tarea. En primer lugar es un académico mexicano con grado de doctorado formado en París; no es socio o promotor de ninguna marca de mezcal ni oaxaqueño, así que no pregona la oaxaqueñeidad de la bebida, ni promueve una marca o mezcalería en particular.

Domingo García vislumbró un título y un proyecto que ha probado su pertinencia con los más de 1,200 ejemplares que ha vendido en poco más de 2 años de su lanzamiento en Oaxaca, mismos que coinciden justo con los años que llevamos de pandemia con librerías cerradas y contracción económica, un hecho inédito en Oaxaca.

"Mezcal. Un espirituoso artesanal de clase mundial", es un libro único en su tipo, sintetiza de forma magistral la información que todo amante del espirituoso nacional debe tener a la mano. Un libro que aúna la divulgación y el rigor, resultado de doce años de investigación en los palenques de Oaxaca y de varios estados productores de la bebida, que está marcando tendencia en el mundo.

 

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