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Muestran escultura y murales de Alejandro Santiago en la Alhóndiga

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Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

En estos días se exhiben en la Real Alhóndiga de Antequera  87 migrantes de los 2501, y tres murales de la serie "20 murales y una mujer desesperada" autoría de Alejandro Santiago, uno de los artistas oaxaqueños que dejó un legado en el tema de la migración.

El defensor de las y los migrantes, quien mediante la arcilla pudo elaborar un discurso sobre el fenómeno de la migración, está presente a través de sus obras con piezas en las que se puede apreciar su técnica, emociones y energía, impronta de su estilo. 

“Cuando vemos todas esas piezas ante nosotros, es como si el territorio se desdoblara, pues el migrante lleva el mapa de su comunidad en el rostro, con sus caminos de polvo y barrancas”.

Alejandro Santiago hizo una de las carreras más sólidas del arte oaxaqueño, estudió y expuso en diversos países, y algunas de sus piezas fueron adquiridas por colecciones privadas, como la de la Fundación Rockefeller, de la que también fue becario.

También fundó espacios para la promoción y difusión del arte y la cultura, como: La Calera, La Huella Gráfica, el Rancho el Zopilote ubicado en Suchilquitongo, así como el Centro Cultural La Telaraña, en la colonia Alemán. 

A través de estos espacios, el maestro pretendía acercar el arte a las y los jóvenes, tal como él tuvo oportunidad al poderse formar en espacios como el Taller Rufino Tamayo, en la época en que dirigía Roberto Doniz.

En los últimos diez años, su trabajo no ha dejado de exponerse en diversos lugares de Europa y Estados Unidos. Su legado ha ido creando no sólo espectadores, sino un efecto cultural propiciado por su visión del arte con un fuerte compromiso social.

En algunas entrevistas, el artista originario de Teococuilco de Marcos Pérez, expresaba sobre esta obra, centrada en la reflexión, la ausencia de los miles de migrantes que no llegan a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.

La materia a la que Alejandro Santiago dio forma, es una mezcla de arcilla refractaria de Zacatecas, con barro Donají. Durante el proceso de elaboración de cada una de las piezas, el artista incidía el barro con un machete, simulando los maltratos que les hacía la migra. 

En ese entonces compartió que cada una de estas piezas está grabada con sus ideas: “Cuando le preguntaban por qué están desnudos, refería que porque así se sienten los migrantes en Estados Unidos, como si estuvieran desnudos: llegan a un lugar extraño y la única fortaleza que tienen es su sexualidad”, compartió en ese entonces, cuando las piezas se exhibieron en una galería del centro de la ciudad de Oaxaca. 

De manera gratuita se puede apreciar en la Real Alhóndiga de Antequera, 87 migrantes de los 2501, y tres murales de la serie "20 murales y una mujer desesperada".


¿Cuándo y dónde?

En curso, en la Real Alhóndiga de Antequera, Almada 200, centro, Oaxaca de Juárez.

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