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Estas letras que lees: Día de la Lengua Materna

Foto(s): Cortesía
celestemtorresrojas

Por Rodrigo Velásquez Torres

Cada 21 de febrero se conmemora a nivel internacional el Día de la Lengua Materna. Fue una iniciativa de la Unesco creada en noviembre de 1999, con el objetivo de poner énfasis en la importancia de la diversidad lingüística y el multilingüismo que son un patrimonio inestimable de la humanidad, de acuerdo a Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.

Dicha iniciativa se ha observado en todo el mundo desde el año 2000, con el objetivo de promover el multilingüismo y la diversidad cultural en todos los países donde la institución tiene presencia.

De acuerdo con diversos estudios realizados por la Unesco, México es uno de los países con mayor diversidad lingüística en el mundo, pues en nuestro territorio se hablan al menos 68 lenguas indígenas, 16 de ellas en nuestro estado; sin embargo, 60 por ciento de ellas está en riesgo de desaparecer.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 51.3 por ciento de los 7.4 millones de hablantes de alguna lengua indígena en el país son mujeres y 48.7 por ciento hombres. Oaxaca es un claro ejemplo de cómo las lenguas originarias están perdiendo arraigo entre las nuevas generaciones.

El libre uso de una lengua madre está amparado por los Derechos Humanos básicos, pues proporciona identidad generando un fuerte sentido de pertenencia y arraigo. En una época en la que la globalización prioriza unas pocas lenguas de alcance internacional, los seres humanos de todas las culturas encuentran en sus lenguas indígenas una oportunidad de autorrealizarse a nivel político, artístico, cultural, social y económico, alejados de la vorágine imperialista y generando una resistencia cultural ante el embate de la cultura norteamericana, la cual ha llegado incluso a los sectores más arraigados y conservadores de la sociedad.

La diversidad lingüística se encuentra cada vez más amenazada; día a día, un mayor número de lenguas desaparecen. Cada dos semanas, como promedio, una lengua desaparece, llevándose con su extinción todo un patrimonio cultural e intelectual, pues es ampliamente reconocido por filósofos del lenguaje, lingüistas, antropólogos y sociólogos que la lengua representa un sistema de creencias que configura, ordena y da sentido a la realidad; es decir, la lengua y los símbolos que utiliza implican un paradigma y una visión del mundo; con la desaparición de dicha representación, se puede decir que “un mundo desaparece”.

De manera personal puedo dar testimonio de la pérdida del lenguaje; mi padre es hablante de zapoteco del Istmo, aprendió su lengua madre bebiendo directamente del seno materno, entre juegos y canciones de arrullo que formaron su primer imaginario infantil y del que nunca se ha desprendido; después, cuanto tuvo la necesidad de entrar a la escuela, aprendió “castilla” como a veces le dice. Al crecer y para continuar con sus estudios abandonó el círculo familiar, llevando consigo el imaginario colectivo de su gente en sus palabras.

Lamentablemente, yo nací fuera de ese círculo. No mamé la lengua de mis ancestros desde el seno materno, porque con la lengua materna ocurre así, se mama y nunca se olvida. Yo reprobé inglés en la secundaria, me metí a un curso y ahora tengo un certificado de posesión de lengua extranjera; sin embargo, carezco del imaginario colectivo y del mundo interior que una lengua madre es capaz de generar.

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