Somos espíritus encarnados en un cuerpo. El cuerpo y tantos aspectos del alma, felices o dolorosos, los recibimos a través del linaje de nuestros antepasados.
El cuerpo guarda la información cifrada de todas las experiencias en la vida.
Nuestra experiencia en este planeta es posible gracias a los cuerpos que vamos habitando durante nuestras muchas vidas.
Al nacer, recibimos todo este linaje ancestral que lleva también consigo las memorias celulares acumuladas por cada una de estas formas de vida.
El alma ha vivido diferentes vidas en el planeta. Y en todas estas vidas, ha dejado en la memoria celular de los cuerpos en los que habitó, huellas de dolor emocional y mental, de sufrimiento, patrones de pensamiento (positivos y negativos), creencias, limitaciones y también logros y destrezas.
Esta memoria, guardada en las células, pasó luego a las nuevas generaciones, afectándolas como nosotros nos vemos afectados por la memoria celular de nuestros ancestros.
En esta vida también estamos guardando información en nuestras células.
Has lo posible para que sean memorias positivas y enriquecedoras para facilitar que tus descendientes puedan tener una mejor vida en el futuro.
¡Que tu memoria celular conlleve registros positivos!
Como parte de nuestra ascensión, necesitamos sanar nuestra línea ancestral y liberarnos de los efectos de nuestra memoria celular heredada.
“Conciencia Celular” nos ayuda a eliminar estos patrones, creencias, procesos de pensamiento y limitaciones, sean o no de nuestra propia creación.
Y más aún, sanando tu memoria celular ancestral, también estás sanando a tus descendientes, a tus ancestros y a las almas que habitaron los cuerpos de tus antepasados y que ahora están tal vez, en otro cuerpo, viviendo otra vida.
¿Entonces, cómo sanar tus ancestros?
Una herramienta es realizar un trabajo con nuestro árbol genealógico. En el árbol se encuentra toda la información sobre cuáles son los programas inconscientes que recibimos. Conecta con tu familia (meditando), estudia las repeticiones y comprende cuánto de ello ya no queremos que actúe en nuestra vida.
El árbol familiar influye siempre en nosotros y, a su vez, nosotros estamos influyendo en él. Y si una persona modifica algo de sí misma, ese cambio, también afecta a la totalidad de sus integrantes.
Muchas veces, la información que está en nuestro transgeneracional actúa sobre nuestra percepción del mundo, define cómo nos definimos a nosotros mismos, se manifiesta en síntomas, en enfermedades y en destinos que repetimos.
Para hacerlo bien gráfico, podemos pensar en una carrera de postas en dónde cada corredor toma lo que le es entregado y define qué hacer con ello.
RECUADRO
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