CIUDAD DE MÉXICO.- Por años, el desorden caracterizó a la bodega que resguarda la colección del Museo Regional de Nuevo León, conocido como Museo del Obispado.
Sin embargo, desde diciembre del 2014, las más de 4 mil piezas van ocupando un lugar en estantes de alta densidad con el propósito de organizarlas y conservarlas.
"El espacio estaba muy dañado. La colección estaba un poco abandonada y ahora se está intentando rescatar las piezas y hacer un acomodo nuevo", indica Armando Posada, encargado de museografía y conservación de la colección del museo.
"Todos los objetos históricos tienen una vida útil muy limitada. Nuestra labor es prolongar esa vida y que futuras generaciones puedan llegar a observar estos objetos en las mejores condiciones posibles".
En un lapso de dos años, Posada se ha encargado de reorganizar las piezas en un mobiliario especial, adquirido con 1 millón de pesos que aportó el Gobierno federal a través del INAH.
Dentro de la primera etapa se adquirieron un sistema de alta densidad móvil, dos anaqueles para documentos y siete mallas corredizas para resguardar pinturas.
También se compraron dos sistemas de estantería de uso rudo, tres planeros de alta densidad, tres archiveros y una estantería para almacenar textiles.
"Todo este tiempo (desde diciembre hasta hoy) ha sido de catalogar, de conservar las piezas, porque algunas estaban dañadas, básicamente es un mantenimiento preventivo", dice Posada.
"Las piezas que están más complicadas se mandan a restaurar a la Ciudad de México".
Como una segunda etapa en este año, se planea climatizar las dos salas del depósito de colecciones e instalar un termohigrómetro, instrumento que mide temperatura y humedad, dice Gina Ulloa, directora del museo. La inversión de esta etapa es de 100 mil pesos.
En una tercera etapa, en el 2017, se adquirirán archiveros para documentos históricos y las mallas de soporte pictórico que faltan, todo con costo aproximado de 150 mil pesos. Los recursos serán federales.
UN ACERVO DE NL
Cuando abrió sus puertas en 1956, el museo inició su acervo con donaciones de familias e historiadores, quienes aportaron piezas o documentos históricos que resguardaron de generación en generación.
Ahora, el edificio colonial construido en 1787 alberga más de 4 mil piezas. La mitad se exhibe en las 11 salas permanentes, donde se narra la historia del Estado, como la vida de los primeros pobladores y cómo vivió Nuevo León la Colonia y la Revolución Mexicana.
"Es muy variada la colección que tenemos: cerámica prehispánica, hasta algo paleontológico, algunos fósiles. Tenemos piezas virreinales, del periodo revolucionario, rifles, espadas", enumera Posada.
Entre los documentos está una carta que José Eleuterio González "Gonzalitos", Benemérito de Nuevo León, le envió a su hermano a Guadalajara con fecha del 12 de agosto de 1890.
"De Gonzalitos tenemos sus instrumentos médicos, una pluma, unos lentes, pero esto se me hace mucho más personal, porque cuenta la vida del personaje", señala Posada.
Además, cuentan con un acervo fotográfico que digitalizarán en un futuro. Son 2 mil piezas entre diapositivas, negativos y fotos impresas. Datan de finales del siglo 19 hasta los años 90.
Así, poco a poco, cada uno de los objetos históricos del acervo del Obispado va tomando un lugar especial para seguir contando el pasado nuevoleonés.
