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Un paseo por la Ciudad de Oaxaca con Rubén Vasconcelos

Foto(s): Cortesía
Redacción

Oaxaca.- Continuamos con la transcripción textual de “Un paseo por la Ciudad de Oaxaca” del Cronista Rubén Vasconcelos Beltrán, escrito en 1986:


Durante los meses de abril o mayo se celebran en este lugar algunos actos religiosos en donde los campesinos, mujeres y niños, piden a Dios por un buen año de lluvias y cosecha. Las mujeres con sus rebozos y portando flores y cirios, recorren las calles y al atrio entonando cánticos.


En el mes de Octubre se celebra la fiesta titular del Tule, por lo que su templo se engalana con adornos florales. Es muy bonito ver durante la noche del 12 de diciembre, día de la Guadalupe, los juegos pirotécnicos. En los puestos de comida hay que pedir las ricas empanadas de amarillo, barbacoa, tortillas embarradas de asiento, pastelillos y nieve de todos sabores.


Hace algunos años frente al Palacio de Gobierno del Estado de Oaxaca, se estacionaban las carretas jaladas por bueyes. En ellas hacíamos el paseo hasta el Tule, siguiendo el viejo camino terrado. A bordo se cantaba durante el viaje se probaban bocadillos preparados por mamá para hacer que el paseo resultara uno de los más bonitos del año. Partíamos por la mañana y volvíamos al caer la tarde después de haber disfrutado todo el día.


La ciudad de Oaxaca, está asentada en el centro de un pequeño valle rodeado de altas montañas; al norte, el Cerro de San Felipe; al sureste, San Antonio de la Cal (llamado así porque de su cerro se extrae cal). Al suroeste, el macizo de Monte Albán, Los Valles de Tlacolula al oriente, el de Zaachila y Zimatlán al sur y el de Etla al poniente, son las hojas de un enorme trébol que desde muy lejanos tiempos era atravesado por los mercaderes mexicanos que por aquí pasaban camino a centroamérica, al Golfo de México o al Pacifico, llevando sus mercaderías.


Dispersos por el valle encontrará 29 templos construidos por Domínicos, Juaninos, Jesuitas, Franciscanos, Agustinos, Filipenses, etc. Los Domínicos fueron los más numerosos e importantes por haber recorrido el estado llevando hasta los más recónditos confines la enseñanza de la doctrina cristiana. A esto se debió que los Mixes, jamás vencidos por las armas, fueron conquistados por los misioneros mediante la fe.


Los Habitantes de la ciudad de Oaxaca viven especialmente del comercio por no haber industrias; el turismo es un renglón fuerte de la economía y algunos otros se dedican al campo, a la avicultura, y a otros oficios.              


Todavía conservamos costumbre y tradiciones, que el ajetreo de la vida moderna ha ido poco a poco haciendo desaparecer, pero se lucha por revivir y conservar lo que es posible. Hay fechas y épocas que son motivo de regocijo, alegría, remembranzas. La Semana Santa, se celebra en todos los templos. Durante el Jueves Santo, visitamos las "siete casas"; admiramos los altares profusamente adornados por la ocasión, comemos “pansitos" de cuaresma, que compramos a la entrada de los templos. Vestimos nuestras mejores ropas y saludamos a los amigos que al paso encontramos.


Los viernes de cuaresma, es típico acudir a San Juan Chapultepec, al Marquezado o a Jalatlaco, a los oficios de las Siete Palabras o al Descendimiento. Escuchamos atentos las piezas oratorias sacras de los sacerdotes y el Sábado se festeja la "gloria"; antaño nuestros padres nos daban una buena dosis de golpes cuando el reloj marcaba las doce del día, esto por las faltas que habíamos acumulado durante la cuaresma y que no se nos cobraban.


Es costumbre visitar los panteones los días 1º. y 2 de Noviembre. Llevamos flores a los que ya se nos adelantaron. Antiguamente y todavía se come al pie de las tumbas, se saborea el "mole negro", el "pan de muerto"; el "chocolate de agua o de leche” etc. En las casas se montan altares adornados con las flores de la temporada, complementándose con fruta como: naranjas, jícamas, nueces, cacahuates, caña, manzanas, y el pan de yema, además un platillo de mole para que prueben las "ánimas" que regresan de las más allá. La muchachada juega a la oca, "serpientes y escaleras", o a La "lotería".


Durante las fiestas navideñas, exactamente el día 23 de Diciembre, celebramos la "Noche de Rábanos", esto es, el Ayuntamiento invita a los hortelanos a que expongan figuras hechas con rábanos, cultivados exprofeso. Esta exposición se realiza frente al Palacio de Gobierno, se colocan los "puestos". El jurado que nombren las autoridades los recorren uno a uno y dictamina premiando a los más vistosos y originales. Además se instalan frente a la Catedral los "puestos" de buñuelos en donde podemos sentarnos a saborearlos, secos o mojados en miel y al terminar hay que romper el plato en el que los sirven.


En otros "puestos" se comen los "molotes" rellenos de papa o queso; quesadillas, tacos o tortas de chiliajo o con frijol. La banda de música del Estado o la marimba ameniza con sus notas el ambiente. Los cohetes y cohetones rasgan el espacio. Las luces de colores se pierden en el obscuro del cielo.


El día 24 de diciembre admiramos las calendas. Los párrocos de los templos con la debida anticipación ordenan la preparación de un carro alegórico con José y María, el niño Jesús y los angelitos, Las mujeres confeccionan hermosas canastas adornadas con flores que colocan sobre sus cabezas y caminando en fila encabezan la columna integrada por gentes del pueblo, las que portan farolitos hechos de papel de "china" con los colores propios de la parroquia. Así recorren las calles, visitan en sus casas a los padrinos de la calenda, que corresponden con un cafecito, una copa de mezcal o una galletita. Después de recorrer el zócalo y las calles de la ciudad a las doce de la noche se concentran en su templo para asistir a, la misa de "gallo".


¡Ah! pero hay una fiesta de música y colorido. La "Guelaguetza", que se presenta los “lunes de Cerro" (los dos últimos lunes del mes de Julio).En un auditorio hecho de cantera verde en el cerro del Fortín, se reúnen propios y visitantes a escuchar la música y admirar los trajes de todas las regiones del estado.


La fiesta comienza desde muy temprano. Allí se desayuna con tamales oaxaqueños, elaborados con mole negro o amarillo; se saborea chocolate, atole blanco o con leche, enfrijoladas, enchiladas. Luego pasamos a tomar asiento en el auditorio, para disfrutar la fiesta anual más importante del folclor de esta tierra. Generalmente llueve y el pueblo tiene que bajar por las escaleras apresuradamente. Esta festividad se hace desde la antigüedad para pedir agua a la divinidad.


La ciudad tiene rincones bonitos que son una mezcla del pasado y del presente. Las casas bajas, con techos de teja, paredes de adobe, ventanas pequeñas, calles empedradas o terrosas: Xochimilco, Jalatlaco, El Punto, San Felipe, son ejemplos. La fuente de las siete regiones, ubicada al norte de la Calzada Porfirio Díaz antes de las Lágrimas, llamada así según las crónicas porque su construcción se hizo con el sudor y trabajo de los hombres privados de su libertad en los reclusorios de la ciudad. A la fuente se le llama de las Siete Regiones, porque alrededor de ella se levantan las estatuas de las mujeres de esas partes del estado, con sus trajes y llevando entre manos el producto que las identifica, como el cántaro, la piña, el café, etc.


Antiguamente la ciudad se dividía en "barrios", no se hablaba de colonias como ahora. Cada uno de ellos se distinguía por la actividad a que se dedicaban sus habitantes. Por ejemplo: Los de Xochimilco, eran tejedores.


Los de Jalatlaco, curtidores y talabarteros. Los de la Trinidad, hortelanos y floricultores, etc.


Pero algo de lo más sobresaliente es la majestuosidad de sus templos. Todos son de recia estructura, pesados y no muy altos, porque según la historia hemos sufrido movimientos telúricos muy fuertes que en algunas épocas han golpeado fuertemente esta tierra. Todavía existe mucha gente que nos platica sorprendida acerca de que pasó la noche del 14 de enero de 1931 y aún en nuestros días hemos sentido algunos que nos alarman.


En el centro de la ciudad está la Catedral, frente a la Alameda de León (llamada así en memoria de un insigne militar oaxaqueño), la Plaza de la Constitución (zócalo), el palacio del Gobierno, el Templo de la Compañía de Jesús y los Portales de Mercaderes.


Se cuenta que cuando se hizo la traza de la ciudad llegó de España, el Fraile Sebastián Ramírez Fuenleal, quien eligió este lugar para la erección del obispado. La construcción del primer edificio o Catedral se hizo en 1553, el que ahora admiramos es el tercero, que fue consagrado el 12 de Julio de 1733. En su interior encontramos altas pilastras, pinturas sacras, el órgano; la Virgen de la Asunción, obra de Tadolin, realizada en Italia en bronce y ordenada por Dn. Eulogio Gillow, primer Arzobispo de Oaxaca.


Tanto en la Plaza de la Constitución, como en la Alameda podrá sentarse en una delas banquitas y disfrutar de nuestro clima, de la tranquilidad de la providencia, del paso de la gente, del canto de los pajarillos, de las dos o tres ardillas que aún deambulan por el piso y corretean por los troncos de los altos y frondosos laureles de la India. Disfrutará de un refrigerio en las ''mesitas'" de los restaurantes que por allí se ubican.


Hasta aquí la transcripción de “Un paseo por la Ciudad de Oaxaca, Parte II”


La sonrisa, el abrazo y la mano extendidaserán detallespresentes al momento de recordar como saludaba.El trato que brindó a todos, sin excepción, el Cronista Rubén Vasconcelos siempre fue muy respetuoso, a las personas que le ayudaban en su casa u oficina les llamaba sus “Auxiliares” y a cada quien le trataba con generosidad.


Atendía por igual, desde el más humilde hasta la persona más encumbrada. Su oficina,ubicada en la calle de Insurgentes 206 Centro, permanecía abierta a nacionales y extranjeros, a quienes recibía con afecto.


Sus teléfonostimbraban constantemente, le llamaban muchos que necesitaban de sus consejos y conocimientos para que los sacara de apuros con las tareas escolarese incluso, hasta con monografías, tesis de doctorado y proyectos sobre temas oaxaqueños. Él jamás dijo que no cuando alguien solicitaba su ayuda.


A partir de ahora, el teléfono de quienes él consideraba sus amigos más cercanos no sonará más el día de sus cumpleaños. Le gustaba ser el primero en llamarles para felicitarlos cantándoles de viva voz “las mañanitas” detalle de galantería y amistad que siempre tuvo, y cita a la que no faltó en ninguna ocasión.


El 30 de junio,es el día de su onomástico, que como él decía, celebraba antes, durante y después. Recibía muchas felicitaciones gracias al cariño que despertaba en todas las personas. Paradójicamente sucedió lo mismo el día de su partida, el pueblo de Oaxaca sereunió antes durante y después de su cumpleañospara darle en último adiós


Los invitamos a la biblioteca del Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado a consultar este y otros Testimonios Documentales de Oaxaca.

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