Pasar al contenido principal
x

Seres fantásticos invaden Arrazola

Foto(s): Cortesía
Redacción

Oaxaca.- A la edad de 8 años, Manuel Jiménez Ramírez (1919-2005), artesano de San Antonio Arrazola, Xoxocotlán, comenzó a tallar la historia de todo un pueblo. Las primeras obras que moldeó fueron animales de corral que pacientemente creó con barro, pero tenían una debilidad: se derretían en sus manos.


Fue entonces que optó por cortar una rama de copal y tallar las mismas figuras que había moldeado con barro. Así inició la historia de los seres mágicos, diabólicos y amorfos que el mundo conoce como alebrijes; y en la historia, San Antonio Arrazola se forjó como "la cuna de los animales fantásticos tallados en madera".


Descubren su talento


A los 12 años de edad, el artesano zapoteca ya había tallado cientos de piezas diminutas: “Los modelos eran los mismos animales que mi padre cuidaba en el monte”, indica Isaías Jímenez, el tercero de sus hijos, y que prevalece con la tradición.


A los 20 años, ya casado y con la necesidad de mantener a su familia, llenó su canasto de piezas que había creado desde su infancia. A pie, atravesó Monte Albán hasta el centro de la capital oaxaqueña, tocó puertas para ofrecer sus toscas artesanías, pero no lograba vender nada.


“Fue un gringo -Arturo Train- quien descubrió el talento de mi padre; ese día le compró todas sus piezas, dos pesos en aquel entonces”, narra Isaías.


Manuel Jiménez perfeccionó el tallado del copal, descubrió un tinte elaborado con la corteza de los árboles y el zumo del nixtamal -agua con cal-.


Para pintar las figuras, el artesano creó sus propios pinceles. “Fue al río, cortó pequeños carrizos y con ixtle, se hizo de sus propias herramientas. Machete, cuchillo y pincel son los principales utensilios usados por los artesanos de alebrijes".


En la actualidad ya se usa la pintura acrílica para decorar las piezas artesanales.


El legado


Hoy, el 80 por ciento de los mil 70 habitantes de la agencia municipal de San Antonio Arrazola, perteneciente al municipio de Santa Cruz Xoxocotlán, se dedican a la elaboración de alebrijes y artesanías talladas en copal, cedro, pino y pipe.


Los talleres artesanales que en su mayoría son integrados por familiares abundan en la comunidad xoxeña y es principal sustento económico de los pobladores.


“Los vecinos llegaban a ver a mi padre y le preguntaban que si él hacía esas figuras tan bonitas, al ver que salían los gringos cargando las piezas; entonces, mi abuelo les enseñó la técnica”, relata don Isaías.


El legado se extendió a los pueblos vecinos, incluso San Martín Tilcajete adoptó esta tradición. Las figuras talladas en madera de animales fantásticos han recorrido el mundo; el taller de don Manuel Jiménez es conocido a nivel internacional; cada mes, sus hijos elaboran piezas que exportan a Canadá y Europa.


Nace la tradición


Según don Isaías, la idea de su padre de crear seres surreales surgió porque también tenía otro don, era curandero. “Por las noches veía los nahuales, entonces los empezó a tallar”, dice.


Los alebrijes, como seres fantásticos, fueron creados por primera vez en cartón; el artista Pedro Linares, oriundo de la Ciudad de México, soñaba con seres extraños, dragones y demás figuras que reprodujo en figuras de papel maché.


Fue en la década de los 70 cuando los dos maestros -Pedro Linares y Manuel Jiménez- se encontraron en una exposición en los Estados Unidos; de ahí, los mismos curadores de arte le propusieron a don Manuel que tallara esos seres fantásticos de cartón, en madera.


Así nace la tradición de los alebrijes en Oaxaca y que ha perdurado por más de 60 años.


El proceso


Enormes jaguares y bestiales alebrijes de metro y medio lucen imponentes en el taller de don Manuel Jiménez. El precio de las piezas depende de la madera, tamaño y figuras con las que se elaboren las artesanías.


Una pieza puede costar desde 20 pesos hasta los 35 mil pesos. Existen dos formas para pintar la madera tallada: la tradicional y la de grecas; la primera es la técnica que inventó don Manuel y consiste en decorar de un color base la figura, después se le pintan manchas simulando el pelillo de los animales.


La técnica de grecas fue creada por don Isaías y su hermano Angélico, quienes en la búsqueda de generar una nueva forma para adornar los alebrijes simularon las figuras prehispánicas de las ruinas de Monte Albán. “Cada greca tiene un significado, por eso cada pieza varía en precio; cuando se hace una figura y se pinta con grecas, se cuenta una narrativa diferente”, explica don Isaías.


Machete y navaja


El proceso inicia cuando se escoge el tronco que se va a tallar; con machete en mano, Jesús Palacios, artesano del taller de don Pepe Santiago, talla hábilmente un trozo de aproximadamente 40 centímetros del tronco de un copal; ”ahorita estoy haciendo un gato”, dice; el tiempo para moldear una pieza de esas dimensiones es de un día completo.


Posterior, con un cuchillo se retoca, después se lija y se expone al sol para que seque la fresca madera; una semana después de secar, se resanan las grietas u orificios con una mezcla especial de pegamento blanco y aserrín, se expone nuevamente al sol y se unta con gasolina.


El penúltimo paso es decorar pacientemente las piezas; al terminar se bañan de una laca especial y quedan listas para venderse.


El taller donde labora Jesús Palacios se ha visto golpeado en los últimos meses -asegura-; en temporadas altas se llegaban a vender en una semana de tres mil a cuatro mil pesos. “Hoy, sólo logramos vender 300 pesos por semana”. El conflicto magisterial también pegó a los artesanos elaboradores de alebrijes.


San Antonio Arrazola, Xoxocotlán


Mil 70 habitantes; el 70 por ciento se dedica al tallado de madera.


Un taller llega a elaborar al año más de mil piezas.


El tamaño de las piezas varía desde 5 centímetros a dos metros.


Del 19 al 22 de julio de realizará la Expo Artesanal de Alebrijes en San Antonio Arrazola, Xoxocotlán.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.